Torreón.— María Cristina Castañeda desea soñar a su hija Adela Yazmín, saber cómo es actualmente, porque cuando la sueña la ve pequeña, la mira de siete años, pero nunca de grande. Nunca de 34 años, edad que habría cumplido este 2024.

Adela Yazmín Solís Castañeda desapareció hace 19 años en Torreón, el 2 de junio de 2005, cuando tenía 15 años. Fue uno de los primeros casos mediáticos de la ciudad, antes de que se desatara la disputa por el territorio entre los cárteles Los Zetas y Del Pacífico en los siguientes años y se registraran cientos de en el estado.

“No sé quién haya estado operando en ese tiempo”, dice María Cristina, como si el caso lo asociara a un asunto del . Quizá es porque la única información que tiene es la que le dio el Ministerio Público Federal: “Su hija fue víctima de trata de personas”.

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Ella saca su conclusión por las declaraciones de amigas, volvió a retomar las declaraciones a ver si ya grandes podían hablar más. “Esta vez que fui, me dice que para ella fue trata de blancas. A la fuerza o engañada”, comenta.

Advierte que no hay más información. Ni quién ni dónde. “No hay certeza”.

Adela Yazmín tenía 15 años cuando desapareció. Lo que se sabe es que fue a la Secundaria Federal 1, tomó el camión, se bajó en Soriana Centro y ya nadie la vio.

“Ella se quedó ahí y ya no supieron nada”, cuenta la madre tras señalar que después recibió una llamada de un señor que se dijo padre de la persona que tenía a su hija. Le dijo que Adela no quería hablar con ella y que después se comunicaba, pero nunca sucedió y nunca se rastreó la llamada que supuestamente se hizo de un teléfono público.

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María Cristina cree que esa persona que le marcó fue quien en realidad se llevó a su hija.

Son 19 años de esperar una pista, de enfermarse de diabetes e hipertensión. Son 19 años de tocar puertas, de acudir a marchas y protestas. Son 19 años en los que cada año, para el cumpleaños de su hija, le escribe una carta. Son 19 años de aguantar el dolor.

“Es muy doloroso, pero sigo yendo a manifestaciones. Al ir es una esperanza. También para que la gente sepa que todavía no aparece. Que no se olviden. Que a lo mejor algún día se animan a decir algo”, enfatiza.

María Cristina dice que a su hija y a ella les cortaron sus alas. Recuerda a su hija Adela Yazmín como una joven alegre, amiguera, bonita, buena persona y estudiosa.

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“No sé quién le arrancó sus sueños. Quería ser abogada”.

La señora Castañeda asegura que, aunque sea un año o 19 años de su desaparición, duele igual. “Duele no saber de ellos”.

Dice que ahora su nieto, hijo de su otra hija, es quien la mantiene de pie, esperando que Dios le dé la oportunidad de reencontrarse con su hija. “Tengo la fe de saber que algún día la voy a ver”.

María Cristina comenta que cuando ve a mujeres jóvenes en la calle o en su trabajo les pregunta su edad, y así se imagina a su hija Adela Yazmín. Por eso quiere soñarla como adulta, para saber cómo es, cómo creció en estos 19 años su hija desaparecida.

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