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Monterrey.— El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, aseguró que ha recibido amenazas por cerrar de manera definitiva el penal de Topo Chico, porque con esta medida le quitó un negocio de muchos millones de pesos al crimen organizado.
“El tema de la maldad y la violencia es complicado, yo no puedo ir al cine porque a lo mejor alguien está enojado. Ya no puedo ir a muchos lugares porque arriesgo a los que van conmigo, porque tomé esta decisión”, reveló.
El mandatario encabezó la ceremonia de cierre de operaciones de Topo Chico, en la cual estuvieron presentes más de un centenar de internos, quienes fueron los últimos huéspedes de este penal y ayer fueron trasladados a Apodaca.
“Le quitamos a la delincuencia organizada una gran fuente de ingresos, millones de pesos y eso no es sencillo. Por eso los gobernantes decían que lo resuelva el que sigue, pero bueno, me tocó y tomé la decisión y lo hice pensando en que aquí seguiré viviendo, en que aquí mis hijos van a crecer y mis amigos, todos los que están en mi entorno seguirán viviendo en Nuevo León”, aseguró.
Rodríguez Calderón declaró que el cierre del centro es parte de un trabajo profesional para tener el control completo en los reclusorios.
“Hoy lo tenemos [el control de reclusorios], el autogobierno no va a regresar, no más extorsiones a los presos, a sus familias que han perdido patrimonio además de la tranquilidad, ese es el reto y ese es el encargo a los secretarios de Gobierno y de Seguridad”, expresó.
Ante cientos de invitados, el gobernador recordó que el 10 de febrero de 2016, cuando se registró la masacre que dejó 49 reos muertos y 34 heridos, estaba en México en una reunión con el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray para dialogar sobre cómo evitar que se alejaran las inversiones y pudo regresar a Monterrey hasta un día después a las cinco de la mañana.
Afirmó que tratará de convencer al presidente Andrés Manuel López Obrador para que vea más hacia dónde más se produce, pues “el asistencialismo crea delincuentes y hace a la gente corta de ambición y corta de visión”.
Agradeció al Presidente y a sus secretarios de Gobernación y Seguridad por apoyar el traslado de 846 reos de alta peligrosidad a penales federales de otros estados, lo que ayudó a desactivar el autogobierno de los reclusorios del estado.
El penal estará abierto al público en general un mes y medio, para que los jóvenes, sobre todo, conozcan cómo vivían los internos. Después será demolido, para crear en el terreno de 10 hectáreas un parque que sería el doble de grande de la Alameda Mariano Escobedo.
