Después de tres días de negociaciones, el gobierno de Colima logró un acuerdo con la comunidad indígena de Zacualpan, en el municipio de Comala, para liberar la planta de bombeo que abastece de agua a la mayor parte de la zona conurbada de Colima y Villa de Álvarez.
El conflicto inició cuando la comunidad solicitó al titular de la Comisión Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado de Colima y Villa de Álvarez (Ciapacov), Vladimir Parra, que acudiera a explicar a detalle el proyecto del Acueducto Zacualpan II que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum como parte del Plan Hídrico Nacional y simplemente no llegó a la cita.
Ante la falta de respuesta, los comuneros tomaron la planta de bombeo que lleva agua desde el manantial de Zacualpan hasta la urbe y apagaron los motores para exigir un encuentro directo con la gobernadora, Indira Vizcaíno, para entregarle un pliego petitorio con varias demandas, entre las que se encontraban el abastecimiento de medicinas para el Centro de Salud, la necesidad de atención médica las 24 horas del día, la rehabilitación de caminos saca cosechas y obras de infraestructura para que todos los habitantes de la comunidad cuenten con agua potable.
Aunque la mandataria no acudió a las negociaciones, envió al secretario general de Gobierno, Alberto Eloy Elías Alcaraz, y al jefe de la Oficina de la Gubernatura, Eduardo Jurado Escamilla, quienes tras varios encuentros con los pobladores de Zacualpan integraron un acuerdo de 23 puntos al que prometieron dar seguimiento puntual a través de una mesa de trabajo permanente con los comuneros.
Durante el encuentro que la tarde de este miércoles sostuvieron los funcionarios con los pobladores de Zacualpan, Jurado Escamilla reconoció que el proyecto del Acueducto Zacualpan II no está siquiera concluido, por lo que no se les puede explicar a detalle en qué consiste.
Sin embargo, afirmó que el objetivo del proyecto es proteger el manantial de Zacualpan, hacer más eficiente el sistema de bombeo y abasto de agua para la ciudad y buscar otras fuentes de abastecimiento para ésta.
Tras aceptar los términos de la negociación, los comuneros liberaron la planta y se encendieron de nuevo los motores para bombear agua a Colima y Villa de Álvarez; además negaron que detrás de estas acciones hubiera una intención de dañar la imagen del gobierno estatal y explicaron a la población afectada (cerca de 300 mil habitantes de Colima y Villa de Álvarez) que se vieron obligados a tomar la planta de bombeo como medida para que las autoridades los escucharan.
Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
nro/cr