Acapulco.— Son las 8 de la mañana y en la torre Catalina del hotel Playa Suite todos trabajan a tope: unos ponen cristales, otros pulen pisos, hacen trabajo de jardinería y otros más visten con tablarroca las paredes que los vientos del desnudó.

Trabajan contra el tiempo, la temporada vacacional de fin de año, una de las más importantes para Acapulco, está por iniciar.

Por más que se esfuercen no podrán tener el hotel a 100%. En esta temporada sólo operará una de las dos torres de 18 pisos que conforman el hotel. Hasta ayer tenían 140 habitaciones ocupadas, pero sólo en cinco hay turistas, el resto son trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de la constructora Carso, de la organización Médicos Sin Fronteras.

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Los pocos turistas y los muchos trabajadores se mezclan. En la alberca, turistas, niños, sobre todo, nadan desde muy temprano y a unos metros un grupo de trabajadores colocan cristales en la terraza.

En los elevadores coinciden hombres con hojas de tablarroca y padres e hijos que buscan el restaurante para desayunar. La dinámica es dual: atención a los turistas sin detener los trabajos de reconstrucción.

El huracán Otis devastó el Playa Suite. De 484 habitaciones, sólo ocho se salvaron, precisa el gerente Fernando Robledo.

Doce toneladas de cristal se requieren para cubrir el hotel de nuevo. El hotel requiere 18 millones de pesos para dejarlo de nuevo a 100%.

Los trabajos que se realizan, dice el gerente, se hacen con dinero de los socios del hotel porque, hasta ahora, no han recibido ningún apoyo. Lo único, afirma, es que les condonaron el pago de energía eléctrica; el agua potable y los impuestos se los están cobrando. Tampoco, señala, han recibido un préstamo o una línea de crédito por parte del gobierno.

Playa Suite junto con El Presidente, Ritz y Emporio serán los únicos hoteles en la franja de playa que tendrán habitaciones disponibles, en total sumarán 863. El que más habitaciones tendrá será el Emporio, con 430, y el que menos, El Presidente, con 20.

A 50 días del paso de Otis, la mayoría de los hoteles de esta zona, la Dorada, siguen sacando escombros. El hotel Krystal no ha podido liberar su entrada, en el lobby una estructura de fierro sigue atravesada. El Dreams ya avisó que abrirá hasta 2026; el hotel El Cano cerró y liquidó a más de 100 trabajadores.

El secretario de Turismo en Guerrero, Santos Ramírez Cuevas, pronostica que para el 28 de diciembre en Acapulco habrá 4 mil 500 habitaciones disponibles en la zona Dorada y Tradicional, y espera que lleguen unos 80 mil visitantes.

Ese es el mejor escenario para Acapulco en estas vacaciones, sólo podrá ofrecer poco más de 20% de las 19 mil 500 habitaciones que disponen los más de 300 hoteles del puerto.

Ciudad en construcción

Acapulco aún no está listo. En la Costera Miguel Alemán se percibe una atmósfera que es más de una ciudad en obra, en reconstrucción, que de un destino turístico.

Por donde sea hay carros y camionetas de las empresas que restablecen los servicios, también hay camiones de volteo que no terminan de recoger la basura y escombros, o del gobierno federal, que entrega apoyos a damnificados. La ciudad sigue con problemas de internet, telefonía.

Sobre la misma costera los restaurantes están en reconstrucción; unos quitan los techos, otros colocan las vigas y barrotes y otros más ponen lonas. Muchos restaurantes están abandonados, quedaron como los dejó Otis.

Un restaurante a la deriva

Los que de plano no tendrán una temporada vacacional son los prestadores de servicios náuticos. Guido Rentería Rojas es socio del restaurante Palao, en la isla de La Roqueta.

El restaurante contaba con tres embarcaciones, Palao, Mundo Silencioso y Aries, en las que transportaban a visitantes hasta la isla. Tenían capacidad para llevar a 240 personas entre las tres. Ahora, dos están hundidas y la mitad de una está varada en playa Manzanillo.

El restaurante tuvo daños mayores, pero, sobre todo, los vientos destruyeron el muelle.

Palao es un restaurante de tradición. Este diciembre cumple 65 años de fundado y será la primera temporada decembrina que no ofrecerá servicios.

En Acapulco esperan a los visitantes, urge que lleguen turistas, pero muchos aún siguen desprovistos para recibirlos.

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