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Santiago Laollaga, Oaxaca
Norma Guerra Ramos, Rosa Elvia Hernández, María Aidé López y Olga Lilia Pimentel son las cuatro indígenas conocidas como las “abuelas solares” que se capacitaron en la India en materia de energía solar para luego electrificar su población de 149 habitantes, que no cuenta con energía eléctrica tradicional por ser una isla.
Su aventura comenzó en 2013, cuando Cachimbo como también se conoce a la Isla de León, fue prácticamente arrasada por el huracán Bárbara. La tragedia fue vista en televisión por el fundador del proyecto Barefoot College (Universidad Pies descalzos), Bunker Roy, famoso activista social hindú que capacita a mujeres de comunidades rurales marginadas en el mundo y las convierte en agentes de cambio.
Después de ser seleccionadas personalmente por Bunker Roy , Norma y sus vecinas se fueron a Lithonia, India, en octubre de 2013; luego de seis meses regresaron capacitadas para instalar paneles solares , armar lámparas led de pared y linternas portátiles, a fin de mejorar su calidad de vida.
Durante su estancia en la Barefoot College, las cuatro abuelas oaxaqueñas construyeron 120 paquetes solares. Cada uno consta de tres lámparas led de pared, una linterna portátil, dos paneles solares, una de 10 watts para alimentar la linterna, la otra de 40 watts que energiza las tres lámparas.
Difícil aprendizaje. Una lancha, un taxi, dos autobuses, una camioneta y un caballo en un lapso de 29 horas son los vehículos que Norma utiliza para salir de la Isla de León, agencia de San Francisco Ixhuatán en los límites con Chiapas, para llegar a Paso del Tigre, perteneciente a la agencia de Guidxixú/La tierra de los temblores, en los límites con la Sierra Mixe Zapoteca.
Norma es pescadora, su cuerpo está acostumbrado al trabajo duro del mar y al sol, aunque no para montar dos horas en caballo y cruzar siete kilómetros de dos serpenteantes montañas; aun así, la ilusión de iluminar con energía solar a 10 casas de 11 familias de Paso del Tigre o Tres Marías la mantienen con energía.
Después del trayecto de dos horas, las mulas que cargan los 11 equipos llegan cansadas hasta Tres Marías y Norma con ellas; no le da tregua al cansancio y comienza a desbaratar los paquetes para iniciar la electrificación.
Los habitantes, más de 50 personas, la reciben con alegría, le ofrecen comida y una hamaca para descansar, pero sólo acepta la primera y se pone manos a la obra. Da instrucciones como toda una ingeniera y los hombres obedecen. En menos de una hora Norma electrifica la primera casa de la comunidad.
Y así sigue con otras dos viviendas hasta que la luz natural se apaga y la obliga a parar. En medio del patio de la casa de Vicente López Palomec y Virginia Castro Pérez, la mujer se rodea de niños y adultos y comienza a contar sus aventuras mientras estuvo en la India.
“Lo más difícil fue el idioma, todo era en inglés, nos entendíamos por señas con los maestros y nos aprendíamos de memoria todo. Al principio lloramos porque no nos salía las soldaduras de las tarjetas madres. A mí me costó más porque veía poco por la carnosidad en los ojos, pero gracias a Dios ahí mismo me operaron y pude sacar el curso. También extrañamos a la familia, pero al final valió la pena ¡Mírenme! Nunca pensé venir a la montaña a darles luz”.
Desde que comenzó su oficio de ingeniera solar ha electrificado más de 100 hogares de Ixhuatán y Chiapas, y aunque sigue surcando el mar cuando se lo piden recorre cientos de kilómetros para llevar luz.
Tres Marías. Según las estadísticas del gobierno de Oaxaca, esta localidad forma parte de las casi mil comunidades que no tienen electricidad de las 10 mil poblaciones de los 570 municipios del estado.
Es una de las poblaciones istmeñas que no gozan de los 2 mil 360 MegaWatts de energía que producen 23 parques eólicos. A pesar de la insistencia de los habitantes a las autoridades de Santiago Laollaga por dotarles de paneles solares, nunca les hicieron caso en los más de 50 años de vida de la comunidad, sólo lo hizo el Comité Melendre: “Nos cansamos de pedir los paneles a las autoridades, sólo los jóvenes del comité nos escucharon y nos donaron 10 paneles”, comenta Ireis López Palomec.
Gubidxa Guerreo, integrante del comité, acudió con sus compañeros Omar Santiago, Ricardo Ramos y Beatriz Morales, a apoyar en la electrificación a Norma. Los paquetes cuestan 35 mil pesos en el mercado, pero se otorgan gratuitamente.