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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
“¡Ya llegó el artista!”, escucha José María Yazpik cada que regresa a San Ignacio, el pueblo bajacaliforniano donde creció.
El lugar no llegará al millar de habitantes y fue de donde el histrión salió hace varios años, estudiando primero para abogado y posteriormente a lo que se dedica hoy.
Y de cierta manera esa nostalgia lo impregnó en Polvo, su ópera prima como director, rodada en locaciones de ahí y que estrena este hoy en cines.
En la comedia también interpreta a un hombre metido en el narcotráfico, quien salió queriendo ser actor y que ahora debe tratar de juntar la mercancía que cayó en la zona, tras accidentarse la avioneta transportadora.
“Siempre me pregunto qué hubiera pasado si me habría quedado en el pueblo, pero eso no quiere decir que no esté agradecido con todo lo que me ha llevado a donde estoy”, externa.
Polvo se sitúa en 1982, cuando el problema de las drogas no era tan conocido, ni perseguido.
“No es una crítica sobre narcos, los elementos están ahí, pero sólo son detonantes para que el chavo pueda regresar al pueblo y ver la reflexión de la pérdida de inocencia y un paraíso perdido”, considera.
Recuerda que un hecho similar ocurrió en Colombia, donde lamentablemente el pueblo entero fue asesinado.
Regresar al pueblo en que nació le permitió a José María recurrir a la familia, como la tienda de uno de sus tíos, que le sirvió como locación.
Mariana Treviño (Club de Cuervos), Angélica Aragón (Mirada de mujer), Joaquín Cosío (El infierno) y Wendolee Ayala, la exacadémica, entre otros, integran el reparto.
“Él, siendo actor, le ayuda a saber internamente qué momento están pasando los personajes y el actor”, indica Treviño.
El guión de Polvo fue coescrito por el también actor de Narcos: México durante tres años y fue su hermano quien lo impulsó a colocarse tras la cámara.
“Pensé que alguien vendría a salvarme del desastre que fraguaba, pero no”, recuerda divertido el histrión.