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Víctor Rebull no cree que todos los hijos de narcotraficantes tengan que seguir los pasos de sus padres. El actor experimentó desde la ficción el papel de un joven que es hijo de un líder criminal, pero contrario a lo que es común en estas historias, su personaje no elige el mal.
Como Fedor, en La reina del sur 3, que acaba de estrenarse en Netflix, intérpreta al hijo de Oleg Yasikov, un hombre que en temporadas anteriores se alía con Teresa Mendoza (Kate del Castillo) para unir fuerzas.
“Fedor tiene un gran dilema dentro, que es no saber si está del lado de los buenos o los malos, pero poco a poco se va dando cuenta de por qué está pasando todo y aprende a perdonar y entender a su padre”, cuenta Rebull en entrevista.
Desde España, su país de origen, no se enteró de la detención de Ovidio Guzmán, el hijo del narcotraficante más peligroso de México, Joaquín El Chapo Guzmán, pero considera que su personaje es un ejemplo de que, aun estando inmerso en la violencia, siempre hay otras salidas.
En la trama, su personaje se pone en una dualidad cuando tiene la oportunidad de conectar por primera vez con su papá, siendo parte de un plan que involucra violencia y muertes en busca de justicia contra una red de trata de mujeres.
“Hasta cierto punto mi personaje está de acuerdo con lo que su padre hace, pero tiene otra idea sobre cómo deberían resolverlo y es algo viable también”, señala.
“No tenía idea de lo que sucedió en México, pero me parece terrible, mi caso es ejemplo de lo contrario, incluso creo que si hubiera una cuarta temporada, Fedor no seguiría los pasos de su padre, iría por otro lado”, afirma.
Aunque en un principio la serie protagonizada por la mexicana Kate del Castillo se basó en el libro de Arturo Pérez-Reverte, que cuenta la historia de una mujer que se involucró en el crimen organizado, ahora con el apoyo del autor se ha transformado en una thriller de acción que justifica las acciones de la protagonista por buenas causas.
Rebull considera que este cambio se debe a las nuevas exigencias de la audiencia.
“Durante los últimos años hubo tantas series de narcotráfico que ya estaba demasiado explotado y se necesitaba dar un aire distinto, por eso creo que, aunque fue arriesgado, volverlo un drama político ha sido un acierto”, asegura el actor.
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