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El cantante Carlos Rivera hizo vibrar a su público en el Auditorio Nacional con su Guerra tour.
Con una aparición inesperada de una banda de marcha que se abría paso entre los asistentes, los músicos vestidos con trajes azules incitaron al público a levantarse de sus asientos, indicando el comienzo del esperado espectáculo de Carlos Rivera y entonces el suelo pareció retumbar gracias a los efusivos saltos de alegría que más de una persona realizó al ver al intérprete aparecer.
Carlos Rivera, compositor originario de Tlaxcala salió al escenario vestido con una chaqueta roja y pantalones negros, mocasines de charol y una sonrisa en el rostro.
“Amo mi locura” fue la canción que inició la noche y con ella, llegó la promesa de un espectáculo lleno de emoción y energía.
Al escucharse los primeros acordes de la canción “Sígueme” la gente empezó a salir de sus asientos y ante la mirada atónita de muchos asistentes, varias mujeres comenzaron a cambiarse de ropa y ponerse botargas o disfraces para después levantar carteles coloridos, pero esto no sorprendió al cantante en lo absoluto.
“Hay tres reglas. Uno, que sea soltera. Dos, que sea mayor de edad. Tres, que esté dispuesta a todo conmigo”, señaló el cantante.
Rivera escogería a una fanática y la subiría al escenario para cantar con él, para hacer dicha elección se acercó a las personas que utilizaban luces fluorescentes en la ropa, coronas de flores brillantes y la ayuda de sus amigos para gritarle al artista y así ser las elegidas.
Pronto, entre la marea de personas, una mujer que utilizaba un traje típico de Tlaxcala fue llamada a subir al escenario, el actor ya la esperaba con los brazos abiertos y después la levantó del suelo, esto generó un grito de entusiasmo proveniente de las gradas.
Al finalizar la canción, Rivera le dio un último abrazo y mientras una plataforma en la que estaban montados descendía, le dio un beso en la mejilla, que a través de las pantallas no se logró ver con claridad, logrando que más de uno pensará que un beso en los labios había sido lo ocurrido entre el artista y la fanática.
Durante la interpretación de “La luna del cielo” el compositor confesó que esta canción tocaba una fibra sensible, y durante mucho tiempo se vio incapaz de cantarla. La presentación fue conmovedora, aseguraron algunos de los asistentes, posteriormente, Rivera invitó a su público a demostrar sus afectos a los seres queridos y amigos que tuvieran presentes, haciendo hincapié en que la muerte, a pesar de ser un tema que se aborda con más aceptación en la cultura mexicana, aún es temida por muchos.
Mientras la noche avanzaba, la muchedumbre se dio a la tarea de vitorear al cantante con más fervor y entre aplausos agradeció las muestras de devoción y les brindó palabras de aliento a todos sus seguidores.
“Me doy cuenta de que valió la pena seguir adelante con ese sueño que parecía una locura, siempre hay que mirar hacia delante”.
“Para ustedes soy y existo. Todos saben que esta noche soy todo suyo”, dijo el compositor.
Desde el principio del espectáculo, Carlos Rivera aseguró que durante lo que la noche durara él se entregaría en cuerpo y alma a su audiencia y, casi como un acuerdo, en toda su presentación los asistentes corearon cada una de las canciones que interpretaba y tampoco perdieron la oportunidad de gritar a todo pulmón sus mensajes de amor por el compositor mexicano.