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Cannes.— Alain Delon no temió ocultar las lágrimas que le provocaban tantos recuerdos al hablar del pasado y sus inicios en el cine.
“Aunque no vine aquí a llorar”, dijo el actor pocos minutos después de empezar el encuentro con el público en la sección Cannes Classics, en donde la leyenda habló de cómo comenzó su carrera.
“El primer año que vine a Cannes fue en 1956 y no conocía nadie. Llegué después de haber sido soldado durante tres años y cuando una chica que me amaba y yo a ella me dijo que me iba a traer al festival y así fue como todo sucedió. Al estar aquí todo el mundo me preguntaba quién era yo, qué hacía, de dónde venía y qué hacía porque aparentemente era muy feo en ese entonces”, bromeó haciendo referencia a cómo fue descubierto por casualidad debido al atractivo que despertaba su apariencia.
“Lo cierto es que mi carrera la hicieron las mujeres que me amaban porque ellas eran las que querían que yo hiciera este trabajo. Lo que fue impresionante es que la actuación vino de forma natural hacía mí porque primero me rehusé a hacer mi primer filme, Quand la femme s’en mele pero después el director, Yves Allégret, me convenció y tras rodar unas escenas un día me llevó al camerino y me dijo algo que nunca olvidé: ‘Alain tú ya conoces a tu personaje, no tienes que actuar, sólo mira de la forma en que tú miras, haz las cosas de la forma en que tú las haces, sé tú mismo’. Nunca había actuado y es algo que se me quedó por siempre”, recordó el actor que ayer recibió la Palma de Oro de honor del Festival, en compañía de su hija Anouchka Delon.
Dijo que había sido un premio que le había costado mucho aceptar, porque pensaba que esa Palma debería de haber sido para los directores que hicieron sus películas.
“Ellos son los verdaderos directores de la orquesta pero Thierry (Fremáux, director del Festival de Cannes) me convenció cuando me dijo, ‘pero ellos ya no están Alain’, así que decidí aceptarla como un tributo a ellos, a su memoria”, expresó la estrella a la que se le salieron las lágrimas al ver una escena que se proyectó de su película Gattopardo (1963).
“Me he emocionado mucho porque esa escena es especial es con un amigo que ya no está aquí”, dijo refiriéndose a Burt Lancaster. El actor volvió a conmoverse al verse en otras películas de su juventud.
“Miren cómo era entonces y cómo soy ahora. Era 1957, muchos de ustedes ni siquiera habían nacido”, dijo con tristeza.