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Una constante en la vida de las celebridades en Hollywood es un historial lleno de glamour, múltiples amores, excesos y altas o bajas profesionales.

Pero hubo una época en la que existió un hombre que fue contra todo ello y no sólo era reconocido como uno de los hombres más atractivos de su época, su nombre, Paul Newman.

Hoy se conmemora una década desde que el originario Shaker Heights, Ohio, Estados Unidos, falleciera en su casa de Connecticut, a los 83 años, víctima del cáncer de pulmón.

La vida artística de Newman estuvo a la par de otros iconos del cine como Marlon Brando, Robert Redford, Kirk Douglas o Clint Eastwood, pero a diferencia de todos ellos, la carrera Paul arriba y fuera del escenario no estuvo cubierta por escándalos.

Padre de familia numerosa y casado con la misma mujer durante cinco décadas, fue ganador de dos premios Oscar, uno de ellos honorífico y otro a Mejor Actor en 1986 por el filme El color del dinero de Martin Scorsese.

Newman siempre fue un activista político, lo cual le valió estar incluido en la famosa lista negra de Nixon durante el Watergate.

Aunque muchas personas lo recuerdan por ser bien parecido y por sus profundos y claros ojos azules, para muchos directores a lo largo de su carrera resultó un problema, ya que muchos argumentaban que Newman era incluso un mejor actor que Marlon Brando pero su extremada belleza le impidió alcanzar ese estatus.

El histrión se comprometió desde temprana edad con la obras de caridad y las asociaciones, la más importante sin duda fue el Centro Scott Newman, dedicado a auxiliar y proteger a personas víctimas de la droga, el cual creó luego de que en 1978 su hijo Alan Scott muriera de una sobredosis a los 28 años. Newman también perteneció a la Alianza para la Defensa del Medio Ambiente.

La última aparición en cine fue en la cinta animada Cars, donde dio voz a uno de los personajes y demostró una pasión que siguió toda su vida, los autos.

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