Horas antes de ser asesinado y para casi subirse a la camioneta que lo esperaba fuera de un hotel en Monterrey, Valentín Elizalde se volteó hacia su primo Tano Elizalde y le preguntó si no olvidaba algo...
“Dije que no”, recuerda Tano. “Entonces Vale se da la vuelta, se regresa y sale de la habitación y me dice: ‘Tenga’ y me da el rosario. No me explico cómo se dio cuenta de eso”, añade.
Y fue en esa misma camioneta, poco antes de esta escena, el valet parking que la había conducido refirió a sus compañeros que había sentido un “escalofrío raro”, como si fuera la muerte.
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Pero si se cree en avisos o premoniciones, hay un dato más: durante la grabación del video de “Vencedor”, lanzado en abril de 2006, medio año antes de su homicidio, Valentín dijo haberse sentido mal al estar frente a la lápida con su nombre, hecha por la producción, donde teóricamente es un fantasma que sigue de cerca a su amada.
“Recuerdo que empezamos todos a quebrarla (la lápida hechiza) para que no sucediera nada”, cuenta Héctor Rivas, quien fue representante del cantante.
Todo esto se ve en El sobreviviente Elizalde, documental que llega al público a 18 años del atentado ocurrido el 25 de noviembre de 2006, en Reynosa, Tamaulipas, donde fue muerto el intérprete de “A mis enemigos”.
La cinta, dirigida por el debutante Ricardo Huerta, tuvo ayer una función especial en la Gran Fiesta del Cine Mexicano de Guadalajara y tendrá otra en el BJX Bajío International Film Festival el próximo 25.
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Tiene como hilo conductor precisamente a Tano Elizalde, único sobreviviente de la camioneta baleada, quien recuerda que, cuando salió de la misma, vio que había una patrulla observando todo.
También hay entrevistas con amigos y familia del “Gallo de Oro”, como su hija y su exesposa Gabriela.
“Conozco a Tano y él me dice que quería hacer una serie sobre Valentín y me fue contando la vida de él, desde niños hasta su muerte, así que teníamos algo cronológico”, cuenta Huerta.
El sobreviviente Elizalde, producida por Alejandro Garza, cuenta con dramatizaciones de varios hechos, como el encuentro previo al concierto que tuvo Tano con miembros de un grupo de narcos, quienes le piden que le diga a su primo que no los salude.
También, llamadas que recibía un amigo que llevaba la agenda privada, pero quien nunca les comunicó una cita con “alguien poderoso en Reynosa”, por lo cual no asistieron semanas antes.
La relación de los Elizalde con esos grupos no era nueva, porque el propio Tano recuerda que, al crecer en Guasave (Sinaloa), fue común estar rodeados de jefes de la mafia y era cotidiana la gente con armas.
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Huerta, el realizador, recalca que el trabajo no es una apología del narco, pero sí puede verse que a Valentín le gustaba ese estilo de vida por querer imitar a su padre, el también cantante Lalo “El Gallo” Elizalde, fallecido en un accidente el 23 de noviembre de 1992.
“El papá comenzó cantándole a todos esos personajes y, de alguna forma, Valentín, en su afán de ser como él, llevó la misma escuela. Pero era sano, ni siquiera tomaba. En el mismo documental se dice que tenía inocencia sobre a quién le cantaba; para él lo principal era la música”, apunta.
Las dramatizaciones corren a cargo de Carlo Guerra, quien da vida al cantante; Markin López (Club de Cuervos) a su primo; Mario Zaragoza (De la calle), Alberto Trujillo (El poderoso Victoria) y Pascacio López (5 de mayo, la batalla) son los jefes de la mafia, presuntamente involucrados en el homicidio.
Han sido cuatro años de trabajo que implicó los permisos de la familia de Valentín, así como la obtención de derechos de las canciones y material de video; además del documental, ya se cuenta con los guiones de la serie sobre Valentín en espera de concretarse.