Cannes.—Tom Cruise es un ser poco común, toda una rara avis (ave rara) en el entretenimiento.
Al contrario de muchas estrellas de acción que con los años se resignan a quedar relegadas a roles secundarios, Cruise no sólo se ha anotado una de las películas más exitosas de la era postpandémica (Top Gun: Maverick) sino que, además, lo ha hecho sorprendiendo a todos con la energía y el porte de un protagonista de élite al que admiran distintas generaciones.
El nacido en Siracusa, Nueva York, llega hoy a sus 60 años sin envidiar nada de su juventud: protagonista de grandes producciones, un hombre que se proyecta físicamente en forma y con un carisma inigualable.
Leer más: Susana Dosamantes, el rostro más bello de México
Su pasión por volar
Cruise tenía cuatro años cuando supo que el riesgo era parte de su ADN: cuenta que su primer vuelo fue desde el techo de su garage con una sábana que hacía de paracaídas; más de 50 años después, en mayo de 2022, él mismo llegaría pilotando un helicóptero a la Base Naval de la Isla Norte de San Diego como parte de la promoción de Maverick.
“Quería hacer películas, quería volar aviones. Y cuando pensé en mi vida me di cuenta de que quería tener aventuras. Siempre fui un niño haciendo locuras, escalando los árboles más altos, un soñador, y así me mantengo”, relató Cruise, cuyo amor por contar historias es el elixir de su eterna juventud. Lo que ha construido se lo debe a su férrea disciplina.
El actor, que en sus 20 protagonizaba una comedia como Risky business (1983), hoy puede presumir de estar a la cabeza de fanquicias como la de Misión imposible y Jack Reacher.
Defensor de dar “ todo o nada”, no se conformó con tener todos los atributos para ser un codiciado galán en Hollywood, sino que quiso entender cómo funcionaba cada engranaje de una película para exprimir las posibilidades de las historias hasta sus últimas consecuencias.
Por ello, hoy lo mismo actúa, hace sus propias escenas de acción y también produce algunos de sus largometrajes.
Como contó en Cannes, en mayo pasado, es un autodidacta y su verdadera escuela fueron los sets, de donde ha absorbido todo desde su segundo filme, Taps.
Sin perder el piso
Una de las claves para el cine que hace Cruise está en la cercanía con su público, ya sea explorando los lugares en los que desea filmar (que van desde Nueva Zelanda hasta un proyecto de hacerlo en el espacio) o asistiendo a una sala de cine de forma anónima —con lentes de sol y gorra— para captar las reacciones del público.
“Me gusta permearme de lo que realmente hay en las diferentes culturas en las que filmo, procuro entender el entorno, mezclarme con él, ser parte de ello y por eso empujo mucho para rodar en diferentes países, porque me interesa hacer películas que entiendan y reflejen a todas las audiencias”, subrayó.
Pero este estudio meticuloso del público no dicta los trabajos que elige porque, según afirmó, nunca ha hecho nada por dinero ni por los beneficios que se espera que una cinta obtenga.
Lo que sí ha buscado es hacer equipo con personas afines, lo cual es otra clave de su éxito.
“Cuando yo trabajo lo hago sin descanso, doy hasta el último respiro y por ello me rodeo de personas que tienen el mismo nivel de dedicación que yo”.
El actor siempre tiene una nueva exigencia y está consciente de su bien conocida adicción por la adrenalina y la aventura que lo llevan a dejar que nadie lo doble, ni siquiera en las escenas más arriesgadas.
para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, opciones para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.