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El comediante Roberto Andrade, conocido como el irreverente "Tío Robert", estudió la carrera de guión en cine, pero por muchos años no escribió ninguna historia y, cuando lo hizo, aprovechó su propia experiencia personal para darle cuerpo.
Así salió "Ok, está bien", cinta que compite en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en la que interpreta a un casi treintañero que desea ser autor, pero pasa la mayor parte del tiempo viendo películas, vive con su madre y no toca ninguna computadora para crear.
“Conocí el guión en 2009, cuando empecé en el CUEC (ahora ENAC, de la UNAM9 y cuando salí aún no se hacía; estaba concebido para levantarse de manera independiente, pero Roberto lo abandonó por varios años”, dice Gabriela Ivette Sandoval Torres, realizadora del proyecto.
“Yo quería debutar en largometraje y con su película, le dije que él debía ser el protagonista pues había escrito los diálogos, sabía cómo se tenían que escuchar e hicimos mancuerna”.
En los primeros minutos de la cinta rodada en Tlatelolco, en blanco y negro, se ve al personaje central dando clases de guión a un grupo de personas de edad, tratando de inculcarles amor al llamado cine de arte, pero ellos quieren otra cosa.
Después, durante una plática con su madre (Gabriela de Corzo), descubre que un conocido ganó un concurso de guión y no entiende cómo lo hizo, pues no está preparado.
Las cosas cambian drásticamente cuando su primo adolescente (Ángel Alvarado) llega a casa y éste conoce a una chica (Isabella Argudín), amante del cine, de la que se enamora.
“El personaje tiene cosas patéticas, pero a la vez te puede caer algo bien por las ocurrencias que tiene; algunos pueden empatizar con ciertas cosas que dice o hace, pero a la vez detectar lo que evidentemente está bien o mal, su falta de madurez y la zona de confort en que está, además de exagerar el cómo se ve a si mismo”, señala Sandoval.
La cinta se rodó en 2017 con pocos recursos. Muchos participaron de buena voluntad y algunos, como el maquillista, puso de su propio bolso para poder concretar el proyecto.
“Nos gastamos todas nuestras balas con esos favores, comíamos precariamente, pero fuera de eso fue un rodaje muy bonito porque todos lo hicieron por cariño”.
Sabe que en algún momento la película se vuelve incómoda, por actitudes del personaje central. Pero considera que el género de comedia, donde está inscrito el largometraje, lo permite.