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Un acordeón, como es tradición, anunció la llegada de uno de los grupos más queridos de México. Sonaría a cliché si no se tratara de los Tigres del Norte, que desde la primera melodía puso a bailar al público.
Cerca de 40 mil personas se reunieron a ver a uno de los grupos más identificables de la música regional mexicana, y al menos desde lejos no quedaron a deber.
La constante fue el baile, principalmente acompañada de un acordeón, y también de una cerveza, pero sin abandonar el sombrero.
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La audiencia volteaba para saber quién se percataba de su baile pero en su gran mayoría disfrutaban sin importar quién volteara.
Pareciera ser esa la esencia del grupo norteño, que con acordeón pero más con su voz puso a bailar a los presentes.
“Que no nos importe”, dijo el vocalista, ya muy cerca de llegar la madrugada en la capital, y aún así los trombones no dejaban de provocar el baile.
1:40 dictaba el final del primer día de actividades del festival Arre, pero los mexicanos se enchufaron.
La gente pedía otra, y el norteño, como si fuera contratado para unas horas, continúo, no fue sino hasta que muchos se rendían que los metales comenzaron a bajar.
La afluencia disminuyó “tengo que venir mañana” se escuchaba entre los asistentes, pero aún así se despedían bailando de la curva 4.
“Ni parientes somos”, “La mesa del rincón”, “Prisión de amor” y “La puerta negra’ fueron los clásicos que convencieron al público de terminar la fiesta para seguir este Domingo 8 de septiembre.