Un grupo de jóvenes, integrado por actores de la Escuela Nacional de Arte Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes INBA (ENAT) se enfrentaron a una realidad: las obras a las que se les está dando prioridad tanto en las escuelas como en el campo laboral ya no los representan, no tienen conexión con ellos y con su realidad. Por eso, decidieron formar su propia compañía (Teatro Espejo) y comenzar a crear textos donde puedan expresar aquello que les interesa.
“En esta compañía estamos todo el tiempo escuchando qué es lo que queremos, pero en términos de la vida real, de la época en que estamos viviendo, de cuáles son los dolores de estas infancias porque son las nuestras. No estamos hablando de algo que escribió un señor hace cientos de años, estamos generando nuevas narrativas”, explicó Miguel Jiménez, miembro de T eatro Espejo y director del montaje “Tierra firme”.
Como primer montaje, Teatro Espejo está presentando la obra “Tierra firme”, puesta en escena escrita por la actriz y también miembro de la compañía Mel Fuentes, la cual va dirigida al público infantil, porque es hacia ellos donde la compañía quiere apostar.
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“Confiamos en que ahí está el futuro, está la esperanza. Hay una responsabilidad grande de dedicarse a la cultura porque se generan valores, narrativas y referentes de vida. Estamos felices de tener esta oportunidad”, dijo Jiménez.
Para Fuentes, resulta importante ofrecer a niños y niñas una historia y montaje con el cual se identifiquen, porque tal vez sea la primera vez que van al teatro, por lo que quieren captar su atención y cautivarlos para sembrar en ellos ese deseo de volver a vivir la experiencia teatral para que comiencen a acercarse al arte.
Un brazo de alivio para los niños
“Tierra firme” aborda la historia de cuatro niños que se pierden en un lejano bosque, donde ronda un monstruo llamado La sombra. Con ayuda de una vieja radio, tendrán que enfrentarse a sus más grandes miedos para lograr volver a su campamento.
Mel explicó que en una ocasión se reunieron un grupo de creadoras y comenzaron a hablar sobre su infancia, de este ejercicio detonó la historia de “Tierra firme”.
“Pusimos en este texto a nuestro niño y niña interior. Los personajes están basados en nuestras personalidades, quisimos buscar qué cosas nos daban curiosidad, qué nos inquietaba, con el fin de darle a nuestro niño interior su propia voz”, dijo Mel.
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El director Miguel Jiménez comentó que a través del reflejo de esas heridas de infancia, buscan que el público se pregunte cómo está su niño interior, qué le duele y qué le da miedo, para que al final la obra sea un abrazo esperanzador.
“No podemos cambiar nuestro pasado ni nuestras vivencias, pero sí cambiar nuestras propias narrativas y el cómo eso nos impulsa día con día, ponernos en otro lugar respecto a nuestras propias vivencias, esto es lo que buscamos con esta historia”, señaló la escritora.
Aunque pareciera una obra dirigida al público adulto, “Tierra firme” es un montaje ideado para toda la familia: es divertido, desde el diseño de luces, la escenografía y el vestuario. Pero la compañía no se quedó en la forma, así que decidieron hacer un texto muy bien pensado debido a los temas que se iban a tocar: bullying, violencia y abuso infantil, por mencionar algunos.
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“Los tratamos con el respeto y la hondura que tienen en la vida real, el resultado lo hemos visto desde la primera función, porque observamos que los adultos lloran mucho porque les llega el mensaje más profundo y los pequeños no dejan de estar atentos, entretenidos, se ríen con los personajes y los acompañan en sus viajes; logramos llegar a los dos sectores.
A pesar de que Tierra Firme estará en el Teatro María Teresa Montoya hasta el 3 de julio, Teatro Espejo tiene el plan de mover la puesta en escena a otros recintos y hasta escuelas.
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