Hace siete años, el productor y guionista David Shore y el actor Freddie Highmore hablaron sobre el reto que representaba dar vida a un brillante cirujano que vive con autismo.
Era un reto mayúsculo y no tenían claro cómo abordarlo, salvo una cosa: con la serie The good doctor querían mandar un mensaje de inclusión y positivismo más allá del entretenimiento.
“Era mostrar que había algo más profundo y más significativo en todo esto, y no me corresponde a mí decir si lo logramos o no, pero sin duda era nuestro objetivo”, dice el protagonista en entrevista con EL UNIVERSAL.
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“Creo que si de alguna pequeña manera el programa ha podido crear conciencia sobre el autismo y desafiar los estereotipos, entonces eso sería de lo que estaría más orgulloso ahora que el show está por llegar a su fin”.
La producción, que suma 119 capítulos desde su creación en 2017, concluye la historia de Shaun Murphy con la séptima temporada, disponible desde esta semana en Prime Video.
En esta etapa final se hace evidente la evolución del personaje: Shaun no solo creció como médico junto al equipo del San José St. Bonaventure Hospital, sino también a nivel personal, llegando a convertirse en padre.
Al principio, muchos de sus colegas no comprendían su forma de ser —pues su manera de comunicarse con los pacientes a veces resultaba brusca—, pero con el tiempo todos aprendieron a adaptarse.
“En términos del autismo, ha sido un proceso de aprendizaje constante. Una de las cosas de las que estoy más orgulloso al mirar atrás es la forma en que Shaun ha cambiado y evolucionado como persona. Por supuesto, siempre ha tenido autismo y siempre lo tendrá, eso es algo fundamental en él, pero eso no significa que no pueda, como hemos demostrado, crecer, evolucionar y cambiar como persona”, dice Freddie.
No ha sido fácil, reconoce el actor de 32 años. El equipo contó con un consultor experto en autismo, que revisaba cada borrador de guión. “Él estaba ahí para conversaciones de profundidad tanto como fuera necesario”. Y en términos de investigación, se informaban con documentales, libros y convivencias constantes con personas que viven con autismo.
Amplían el espectro
Para la parte final de la historia —basada en una serie surcoreana de 2013 con el mismo nombre—, los creadores decidieron incluir a un nuevo personaje que vive con un tipo distinto del espectro autista.
Hasta ahora, se conocen cinco grandes tipos de autismo, y la historia busca abarcar al menos dos. Se trata de Charlie, una estudiante de medicina que será guiada por Shaun.
“Siempre hemos sido conscientes de que Shaun nunca representará a todos los que están en el espectro, pero si eso de alguna manera puede servir al menos como un punto de partida para las personas sería maravilloso”, destaca.
“En términos de una comprensión más amplia del autismo, existe una necesidad absoluta de contar tantas historias como sea posible desde tantas perspectivas diferentes”, añade el protagonista.
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La inclusión del personaje de Charlie es símbolo de la evolución de la representación autista en los shows de TV, pues la interpreta una verdadera actriz con autismo, Kayla Cromer.
No sólo se ha abierto el espacio para actores autistas en la industria, sino que también las narrativas ahora se centran en las perspectivas de las personas autistas, como es el caso de Atypical, de Netflix, y otras series como The a word, de Disney+.
La razón por la que el protagonista de The good doctor considera que esta serie trascendió entre tantas opciones del mundo streaming es que, además, se sustenta en las pequeñas vivencias de la vida cotidiana.
Por ejemplo, ahora que Shaun se explora como jefe, pero sobre todo como padre. “Cree que las personas son fundamentalmente buenas y es optimista hacia el futuro, no juzga ni prejuzga. Es algo de lo que todos podríamos aprender”, dice Freddie.