es una chica con lentes, brackets, cabello desarreglado y un estilo anticuado, pero muy inteligente. Esas son las características principales del personaje protagonista en la que es considerada la telenovela más exitosa de todos los tiempos: “ Yo soy Betty, la fea ”.
Creada por el colombiano Fernando Gaitán hace 23 años, el melodrama ha sido adaptado 24 veces, emitida en 180 países y doblada a 25 idiomas. Lo que más sorprende es que, desde su llegada a Netflix, en octubre de 2019 se colocó como una de las favoritas y, a pesar del tiempo, hoy suma 16 semanas consecutivas en el Top 10 de lo más visto en la plataforma streaming.
Pareciera que nada puede destronar a la inocente Betty pero, ¿por qué la historia de una chica poco atractiva que se enamora del importante dueño de una empresa sigue cautivando a los públicos? Incluso después de dos décadas de haberse estrenado y en un contexto en el que algunas características de la historia, como el machismo y la discriminación son muy criticadas.
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En México, la versión llamada “La fea más bella” obtuvo 43.1 puntos de rating en su episodio final el 25 de febrero del 2007, rebasando a la transmisión de los premios Oscar de aquel año, que tuvo 9 puntos en TV Azteca. Hoy, Betty incluso sigue quitándole la corona a títulos que compitieron por el premio de la Academia como, “El poder del perro”, que no figura en el top global de streaming.
La socióloga Belén Meneses Rojas, especialista en análisis de contenido televisivo, que expone en su canal de YouTube “Anteojos sociológicos”, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL que son un conjunto de razones temáticas las que han hecho inmortal la historia de Betty:
Problemáticas universales
No sólo Betty construyó el encanto de la telenovela, donde también participaron actores como Jorge Enrique Abello, Natalia Ramírez y Lorna Paz, las integrantes del “Cuartel de las feas” y la comunidad dentro de la empresa en la que Betty trabaja: Ecomoda, son algunos de los lazos que unieron al público que encontró en cada uno de ellos una correspondencia o similitud con su propia realidad.
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“Existe todavía una representación universal que está muy vigente, por ejemplo, los estratos sociales y 20 años después seguimos con una dinámica muy parecida. Es la historia de una chica insegura que se siente fea, que es rechazada y en cualquier lugar del mundo va a haber una chica que se identifique con estos sentimientos, pero además los escenarios en donde se desarrolla la telenovela dan paso a la empatía, como una oficina y un hogar familiar”, dijo Meneses en entrevista.
Es feminista
Además de la seguridad personal, el espacio de trabajo y la clase social, la personalidad de Betty es muy adelantada a su época y encaja hoy con muchas actitudes del ideal feminista.
Durante la década de los 2000 la clásica historia de la princesa que es rescatada por el príncipe después de mucho tiempo era lo común, sin embargo, Betty es una mujer que no espera a un apuesto caballero que la auxilie, sino que confía en su propia capacidad para superarse.
“La representación de las mujeres en ese entonces eran mujeres muy sumisas, mujeres a las que sólo se les caracterizaba por su físico o por ciertos rasgos estereotipados: que eran madres, que buscaban casarse o que esperaban al hombre ideal, pero Betty no tiene esa percepción del mundo, ella no está buscando un hombre que la mantenga o ser madre, lo que está buscando es ejercer su carrera. Además es una mujer que es muy inteligente y apasionada, que declara que para ello lo más importante es la familia; ésas son características con las que las mujeres de hoy se sienten más identificadas”, detalla la experta.
Belleza diversa
Según Meneses, a nivel social la fórmula de un buen contenido siempre va a recaer en las posibilidades que tenga de corresponder con los espectadores. En el caso de esta protagonista, no sólo atraviesa un proceso de cambio físico y mental a raíz de sus experiencias, sino que, con tanta adaptación, cada una de las 24 Bettys a nivel mundial ha intentado cumplir con las necesidades de diferentes sociedades.
“Es muy cierto que existe un patrón de belleza hegemónico: una mujer blanca, delgada, de labios gruesos, con facciones muy finas; sin embargo todos aquellos elementos son socialmente construidos y los seres humanos construimos esto a partir de nuestro entorno inmediato, cada entorno tiene características muy particulares, por eso todas las Bettys son súper diferentes, la de la India, por ejemplo, es totalmente distinta a los parámetros en el caso de Alemania, si pusieran a todos los personajes rubios y de ojos azules los mexicanos no nos identificaríamos, porque el éxito recae en qué tan creíble es para cada región”, explicó.
Inclusión
Muy a su manera, el melodrama incluyó en sus episodios a personajes de la comunidad LGBT, haciendo un acto de inclusión y equidad de género que hoy se reconoce aunque no enorgullece, porque estuvieron rodeados de estereotipos.
Julián Arango, quien interpretó al diseñador de modas Hugo Lombardi, dijo en entrevista para la emisión colombiana “Top tips - Beauty and make up” en 2018 que el personaje con el que representó a una persona gay fue construido a partir de muchas recomendaciones de personas reales y con la ventaja de no tener ningún tipo de censura.
“Me siento muy orgulloso de haber hecho ese personaje porque fue muy gozado, no se pone a mirar uno cómo se hizo, sino que se permitía todo, el éxito de él era que nadie lo estaba frenando”, reflexionó Arango.
A pesar de los temas que podrían ser actualmente motivo de cancelación, la experta resalta la evidencia de problemáticas como el machismo y el acoso sexual y laboral como oportunidades para generad una discusión.
“Nos damos cuenta de que así no es como debemos de caracterizar a una persona LGBT, son temas que si bien siempre han estado mal, ahora son más visibles y creo que la visibilidad en este momento está en un cambio importante y se está abogando por una mejor situación para las mujeres y también para la comunidad LGBT con temas que antes no eran tan visibles, en embargo eso no quiere decir que no podamos ser críticos, actualmente las producciones siguen teniendo estas deficiencias en sus historias, pero lo importante es que tanto en contenidos viejos como en contenidos actuales hay que mantenernos alerta de qué es lo que nos están tratando de decir”.
Esperanza de cambio
La mujer que quiere superarse, la que da todo por amor, la que se preocupa por su aspecto físico, la que vive de apariencias, la madre de familia, la soltera y hasta la abuelita están representadas en cada uno de los personajes de esta trama.
Mientras que por otro lado, hombres machistas, sensibles, introvertidos y más, también forman parte de la gama en un ecosistema que, con el paso de los años, se sigue repitiendo. La representación es lo que sostiene a Betty en el interés público, pero la esperanza que propone acerca de un cambio y de superación es probablemente su mayor encanto.
“Como sociedad necesitamos ver en los medios diferentes tipos de belleza. O sea, si bien hay que considerar que hay una belleza subjetiva, también se promueve mucho un tipo de mujer y ahorita lo que tienen que hacer los medios es variar, diversificar los tipos de belleza porque aquellas personas que no cumplimos con ese estereotipo de belleza parece que nos han censurado, Betty nos visibiliza”, señala Belén Meneses.
“Las empresas de producción tienen que darse cuenta que hoy por hoy las mujeres queremos vernos representadas en puestos de poder diversos y que esa también es la esperanza de cambio en la realidad, algo que Betty logró”, agregó.
mafa