De fuerte temperamento y una personalidad autoritaria, la actriz mexicana María Rubio aseguró que el dinero y la fama nunca pudieron comprar su felicidad, pues lo más importante en su vida era Dios, aún por encima de su familia.

Hija única del matrimonio que formaron María Tejero y Olayo Rubio, quien fue diplomático y empresario, la actriz nació en Tijuana, Baja California, el 21 de septiembre de 1934.

María Jesús Rubio Tejero es el verdadero nombre de quien interpretara a Catalina Creel en la telenovela “Cuna de Lobos”, personaje por el que es recordada en México y el mundo.

La infancia de la artista, dijo en entrevista, fue difícil, pues a los cuatro años de edad le detectaron una afección cardíaca, que padeció hasta los nueve. “Nunca estuve hospitalizada, pero sí tenía que tomar reposo en cama y no pude hacer lo que cualquier niño común”.

Esa etapa de su vida, que vivió en España, también estuvo marcada por la inmensa atención que le brindaron sus padres, quienes “me llenaron de amor y cariño, además de consentirme por ser su única hija”.

Anotó que todavía en su edad adolescente “yo seguía siendo una niña, pues aunque tenía amistades en la escuela nunca acudí a una fiesta porque prefería quedarme en casa con mis papás y jugar con mis muñecas”.

Estudió en colegios católicos, lo que alimentó su amor y fe por Dios. “Siempre he sido creyente y practicante de mi religión, por ello es que lo más importante para mí es Jesucristo, y hoy en día está por encima de mis hijos, mis nietos y mi carrera”.

enía 14 años de edad cuando ella y su familia regresaron de España a México, y ya instalada aquí ingresó a la Escuela de Danza de Bellas Artes, sin saber lo que el futuro le tenía preparado para el resto de su vida.

Fue en este país donde María Rubio probó el amor por primera vez. “Tenía 21 años cuando me enamoré de un atractivo joven, con quien compartí algunos años de mi vida, pero sólo como novios, pues finalmente él se casó con otra mujer y yo con otro hombre”, explicó.

Tiempo después conoció a Luis Reyes de la Maza, con quien contrajo nupcias y tuvo dos hijos: Claudio y Adriana. “Fueron 40 años de matrimonio y felicidad, pero finalmente nos divorciamos. Él era un buen hombre y un excelente padre, sin embargo circunstancias de la vida propiciaron que luego de tantos años de vivir juntos todo terminara”, comentó.

Nunca pretendió ser una estrella de televisión ni tener el primer crédito en los trabajos que hacía, “a lo que le tiraba era a ser actriz toda mi vida y lo logré, además creo que lo he hecho de la mejor manera posible”.

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