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“The Dirt”
, el nuevo largometraje de Netflix que estrena hoy en su plataforma digital, podría ser descrito como la antítesis de “Bohemian Rhapsody” , la exitosa y galardonada biografía musical de Freddy Mercury y Queen que estrenó el año pasado.
Aunque ambas siguen la narrativa básica de historias que giran alrededor del ascenso a la fama de una banda de rock, la producción que adapta la autobiografía de Mötley Crüe no tiene ningún tipo de interés en celebrar la música de estos rockeros que llegaron al estrellato durante los 80.
La película se enfoca en llevar al público tras bastidores y experimentar de una forma tangible los excesos hedonistas que convirtieron a Nicky Sixx, Tommy Lee, Vince Neil y Mick Mars en una banda descontrolada, peligrosa e impredecible.
Esto queda plasmado en pantalla en representaciones gráficas y explícitas de sexo, consumo de drogas y todo tipo de violencia. De haber estrenado en cines, el filme definitivamente tendría que ser clasificado NC-17.
En ocasiones queda claro que el director Jeff Tremaine (“Bad Grandpa”, “Jackass 3D”) claramente busca provocar y lograr que la quijada del espectador llegue al suelo la mayor cantidad de veces posibles. Aún así, el brío visual que utiliza el cineasta también va en función de expresar los traumas emocionales y psicológicos que empujan a cada uno de los integrantes a ver la música de Mötley Crüe y su estilo de vida caótico y sin límites como una expresión de anarquía musical y personal.
La pirotecnia visual de la dirección es apoyada plenamente por un guion con un sentido del humor negro y más que nada inteligente. La estructura de la narrativa es completamente predecible. El principio es dedicado al trasfondo de cada uno de los miembros y a cómo todos terminan en la misma banda.
El segundo acto es consumido por el ascenso a la fama y como cada uno de ellos disfrutan de ser estrellas de rock al máximo. Mientras que la ultima sección es como los excesos se convierten en un problema real para que el éxito de la banda pueda continuar. Considerando el maratón de actos de rebeldía que acompaña esta estructura dramática, la película no cuenta ni con un solo segundo que pueda ser descrita como aburrida.
Para expandir esto, la guionista Amanda Adelson se encarga de que el punto de vista con el que se cuenta la historia fluctúe entre todos los integrantes de la banda, decisión que honra la autobiografía que se está adaptando y le da una chispa cómica inesperada a momentos absurdos o dramáticos.
Aunque los cuatro integrantes de la banda tienen la oportunidad de ser el narrador de la película, “The Dirt” se concentra mayormente en la drogadicción de Sixx ( Douglas Bouth ) y enlos excesos de Lee ( Colson Baker ).
Como consecuencia de esto, solo los actores que los interpretan tiene la oportunidad de destacarse mientras que Iwan Rheon y Daniel Webber se vean limitado a la semejanza física que tienen con Mars y Neil, respectivamente.
La otra gran debilidad se manifiesta en su última sección donde tanto el director y la guionista no encuentran nada nuevo que puedan hacer con la parte de la historia donde la banda se separa para luego decidir que quieren volver a tocar juntos.
Antes de llegar a esa parte, “The Dirt” se destaca por capturar la decadencia y el caos que rodeó a Mötley Crüe en el momento en que tuvieron éxitos en la radio.
Aun así, la creatividad del guion y de la dirección no pueden evitar que el resultado final siga registrando como una biografía musical que en muchas ocasiones se queda en la superficie.
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