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Nezahualcóyotl.— Estamos cerca del Bordo de Xochiaca donde hace unos minutos una patrulla hizo explosión. Son alrededor de las 13:30 horas y a la ola de calor que cubre la zona se suma la de las llamas que salen por las ventanas del auto.

Vidrios, humo y la mirada de alguno que otro vecino llenan la imagen. A unos metros del auto yace el policía Horacio, desconcertado por lo que acaba de suceder.

“¡Corte!”, grita una persona al fondo y Horacio vuelve a ser Fermín Martínez, uno de los actores de la serie de Televisa Sin miedo a la verdad, que se encuentra en la grabación de su segunda temporada.

Han pasado varias horas para que esa única toma de apenas unos segundos quede lista porque, según explica la producción, es el tipo de escenas que sólo pueden hacerse una vez.

“Son marchas muy grandes de trabajo, no precisamente forzadas pero sí fuertes; la historia es más intensa, es una segunda temporada llena de emociones”, dice en entrevista durante el rodaje Carlos Jaramillo, quien es uno de los directores.

“Contar con bomberos, ambulancia, gente real, siete cámaras rodando al mismo tiempo es toda una inversión y un recurso para que la escena sea espectacular. Implica más trabajo, estar lejos de la ciudad, permisos, estar de acuerdo con todos los vecinos de la cuadra, seguridad pública, son muchos factores para que en un instante todo suceda”, detalla.

La secuencia que acaban de rodar formará parte del capítulo 11 de la trama producida por Rubén Galindo. Aunque no pueden adelantar detalles es claro que el personaje de Fermín tendrá un momento difícil en la próxima entrega.

El histrión considera que la serie protagonizada por Alex Perea, quien interpreta a un hacker en busca de la justicia, tiene un símil con la situación actual del país como lo que tiene que ver con la delincuencia.

“Hay cosas que estamos viviendo en México y que asimilan un poco lo que pasa a estos personajes. Se meten en una situación en donde ya no hay reversa y van cometiendo actos ilícitos o no que los envuelven en toda esta maraña que es Sin miedo a la verdad”, dice.

Para Jaramillo, el realismo de cada escena y apegarse a lo que se vive día a día es vital para mantener la cercanía y honestidad con su audiencia.

“Finalmente eso es lo rico, poder darle continuidad a una historia muy urbana con la que la gente se identifica porque es un héroe muy mexicano, muy real que atiende problemas reales, no se sobrevalora, no se americanizan las historias sino que son muy mexicanas, muy citadinas y eso es parte del encanto”, comenta mientras el equipo de producción realiza algunas tomas antes de apagar el auto.

Los vecinos ya pudieron cruzar las cintas amarillas y observan un poco de lo que sucede a mitad de la calle: de un lado una ambulancia, del otro tres patrullas extras listas por si son necesarias para la filmación.

“En esta secuencia el nivel de riesgo es alto porque implica fuego. Por eso contamos con paramédicos reales, bomberos, personal para dar seguridad no solo al crew de nosotros sino a los vecinos, que no se nos cruce alguien y vaya a haber una accidente”, dice Jaramillo.

Tras capturar la escena, el equipo se ve feliz por terminar con una parte de la jornada del día.

Algún vecino se cuestiona: “¿eso era todo?” y las más de 200 personas del equipo continúan con sus tareas desde limpiar el auto hasta barrera los “vidrios” del auto —que en realidad, por seguridad, se trata de gel que simula ser vidrio—.

“Llevamos semanas preparando sólo este evento. Es sólo una vez, un boom, no hay otro entonces tiene que ser muy preciso y muy, trabajado, con mucho trabajo de mesa”, dice la productora en línea Ana Pavia.

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