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Son inacabables, los océanos cubren el 71% de la Tierra; son inhóspitos, hay millones de especies desconocidas entre sus raudales; y son bellos, inspiran estrofas de canciones, aventuras en novelas, paisajes en pinturas...
El actor Ted Danson, conocido por series como CSI y Cheers, tiene otro cuadro. Sabe que detrás de esas definiciones —inacabable, inhóspito y bello— hay otras como “lleno de indiferencia” y “en extinción”. Ve que el ecosistema marino languidece por la obsesión por los hidrocarburos y por la pesca ilegal. Lo primero ocasiona que los seres vivos mueran sin importar que cohabiten en el agua, la tierra o el cielo; lo segundo, daña el orden natural de las especies marinas e, incluso, el de los humanos que sin saber consumen alimentos dañinos.
“El mayor problema cuando pensamos en los océanos es que decimos: ‘Se ven tan hermosos. ¿Qué podría estar pasando ahí?’ Y uno dice: ‘Si no se ve mal, está bien, ¿por qué habría de importarnos?”, reflexiona el actor de The Good Place en entrevista con EL UNIVERSAL; es portavoz de la fundación Oceana, creada en 2001 para proteger los mares.
“Los pensamientos a corto plazo nos dañan. En los 80 nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo, no era un punto de vista, era ciencia: estábamos arrasando con vida en el fondo del mar, destruyendo viveros, a los peces pequeños y cambiando así su ecosistema. Había que hacerlo visible, que se involucraran todos”.
Danson se encuentra en México para conmemorar el primer aniversario de Oceana México. Presidirá hoy el evento Sea Song en el Auditorio Nacional, al que acudirán Ximena Sariñana y Benny Ibarra, acompañados por la Orquesta Filarmónica de Puebla.
“Mi participación y la de otras celebridades es una prueba importante de nuestra labor social. Estoy sentado junto a científicos, personas expertas en el campo con mucho que decir. Pero como a mí me conocen por películas y televisión, los medios y la gente le dan importancia a estos temas. Es bueno usar la fama para que nos escuche la gente común y también los políticos”, apunta Ted.
Llamado a los políticos. El vicepresidente de la fundación, Pedro Zapata, ya ha alzado la voz ante propuestas del mandatario Andrés Manuel López Obrador, quien contempla la creación de refinerías y la extracción de crudo, en contraparte a quienes impulsan energías limpias.
“Diría que su presidente no es el único”, lamenta Ted al respecto.
“Éste ha sido un problema que he tratado durante décadas en mi propio país (Estados Unidos). El riesgo de perforar por petróleo en áreas ambientalmente sensibles del océano es muy alto, lo vemos en el Golfo de México, eso afecta el cambio climático, la pesca y hasta el turismo. Es una visión muy a corto plazo”, critica.
Mike Hirshfield, director científico de la fundación, aconseja a los gobiernos, como el de México, a escuchar a los investigadores. Recomienda: “Permítanos ayudarlos. Nosotros estamos trabajando para hacer un mundo que no necesite petróleo, a tener vehículos eléctricos y sustitutos del petróleo y otros combustibles fósiles para que esa forma de generar energía desaparezca. Esto no es sólo una opinión, es una necesidad”.
Gato por liebre. Una de las investigaciones recientes de Oceana México —que no está en contra del consumo de pescado, sino de su falta de regulación— encontró que el 34% de lo que se consume en la capital no es lo que parece.
El 95% del marlin es, en realidad, atún aleta amarilla, pero incluso carne de tiburón, lo cual implica comercio de especies ilegales y en peligro de extinción.
“La gente va al mercado y no obtiene lo que quiere, eso es un engaño, una mentira”, se queja Ted. “Además del desequilibrio al ecosistema, muchas de las especies que se venden no son aptas para los humanos, por su alto grado de mercurio”, advierte.