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Un grupo de 17 actores trabaja en un salón de ensayo que para ellos es el mundo donde Peter Pan y Wendy viven aventuras; la producción terminada llegará al Teatro Silvia Pinal mañana con la puesta en escena La Tierra de Nunca Jamás.

“Esta historia tiene la magia de creer que todo es posible, la capacidad de soñar y crear historias, cosas que tal vez las nuevas generaciones han perdido un poco con las nuevas tecnologías”, dijo Ricardo Gaudi (Peter Pan), quien minutos antes luchaba con el capitán Garfio (Beto Díaz) por la libertad de los Niños perdidos.

Tal vez Díaz sea el actor con mayor experiencia, tiene 25 años de trayectoria, pero como todo niño tenía muchas ganas de meterse en la piel de este villano, al que considera uno de los más grandes de los cuentos de hadas; esta vez tiene la ventaja de que es una adaptación libre del texto de James Matthew Barrie y no la versión de Disney.

“Aquí el actor utiliza la corporalidad, la voz, también está la dirección, a pesar de que nos dieron mucha libertad, hay que respetar la psicología de cada personaje”, comentó Beto Díaz.

Selene de Portugal, directora y adaptadora de La Tierra de Nunca Jamás, explicó que el reto con esta historia fue complicado, porque al tratarse de un clásico no podía cambiar cosas, lo que sí trató fue destacar aspectos como la amistad, el amor entre los seres humanos y la familia.

“Lo importante que es arraigarte a tu padre y a tu madre, que los hijos sepan lo fundamental que es tener a ambos, también el darse permiso de ser niños y jugar, teniendo conciencia de que algún día vamos a crecer”.

Para Selene fue fundamental dejar jugar a su elenco (cuyos miembros van de los nueve a los 25 años aproximadamente), porque así durante los ensayos ellos pueden poner mucho más en sus personajes y enriquecer lo que ya está puesto en papel, así que sólo se dedicó a corregir y ajustar su actuación.

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