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De alguna forma las tres se encontraban lastimadas físicamente. Lilia Aragón tenía roto el brazo izquierdo; Irasema Terrazas ocultaba el vendaje de un tobillo debido a un esguince y la periodista Laura Pérez Cisneros lucía una cicatriz muy reciente, resultado de una fractura de peroné en su pierna izquierda, aunque esto no evitó que la noche del miércoles alzaran la voz para hacer evidente una herida más grande, la violencia hacia la mujer, a través de una función especial de Los monólogos de la vagina.

“Cuando me llamaron a esto me rompí el brazo hace ocho días, afortunadamente no cancelé y creo que es una buena manera de decir las mujeres adelante. Para mí ha sido un gusto retomar esta obra, hace un año estuvimos en Morelos haciendo una función, en uno de los estados realmente álgidos en la violencia contra la mujer, y creo que Los monólogos de la Vagina descubrió una serie de cuestiones sobre esto hace 20 años que estrenamos”, declaró Lilia Aragón.

Así, después de más de dos años de haber bajado el telón, las tres artistas representaron este texto como si el tiempo no hubiera pasado, llevando al público por múltiples emociones, desde la risa al llanto, al narrar cada una de las historias que componen el montaje.

El productor Morris Gilbert explicó que esta presentación se unió a las 200 que ese día se llevaron a cabo alrededor del mundo, como una forma de celebrar el Día V, un movimiento que busca combatir la violencia de género y que es encabezado por Eve Ensler, autora de esta obra.

También compartió que la escritora sugirió que lo recaudado en esta función fuera destinado a alguna asociación que estuviera realizando acciones para combatir este delito, por eso Ocesa Teatro eligió a Comisión Unidos vs. Trata, A. C., que encabeza la activista Rosi Orozco.

“La peor violencia hacia las mujeres y las niñas es la trata de personas, sólo 2% sobrevive a la trata, la mitad de este país es vulnerable, le puede pasar a cualquiera y la recuperación de una chica que ha sufrido este delito es muy dura y difícil, se requiere que mucha gente como ustedes las valore y les digan que valen mucho”, dijo Orozco al público que llenó el Teatro Zéntrika esa noche, cuando subió al escenario a agradecer la donación.

Mientras tanto, en las butacas, Mitzy, una chica sobriamente vestida con una falda larga negra y una blusa blanca, escuchaba emocionada las palabras de Rosi Orozco, porque ella era una sobreviviente de las que la activista hablaba.

“La obra es muy buena, toca temas sensibles que a veces son tabúes en la sociedad pero se deben de hablar, pero sobre todo valorar que somos mujeres y que podemos dar la vida en distintos niveles”, declaró Mitzy.

“Creemos que la obra pide a gritos regresar a cartelera, porque desafortunadamente la violencia hacia la mujer está peor que nunca, así que el mensaje de esta puesta en escena es importante, así que, si ustedes dicen que regresemos, lo haremos”, reflexionó Morris Gilbert al ver la respuesta del público, que llenó las 500 butacas del recinto y todavía quedó gente afuera por no haber más lugar.

El director Jaime Matarredona señaló que durante 15 años estos monólogos fueron interpretados por alrededor de 130 mujeres de diversos ámbitos, actrices, periodistas, cantantes, activistas, escritoras, por mencionar algunas pero al menos las tres que salieron este miércoles a escena aseguraron que estarían dispuestas a realizar temporada, si así se los piden.

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