Para entender la historia de "Pedro y el lobo" hay que poner atención a cada instrumento de la orquesta y a los bailarines que danzan al ritmo de cada pieza.
También hay que estar dispuesto a soñar e imaginar de la mano del cuentacuentos que va guiando a todos por el universo creado por Sergei Prokofiev.
La tarde de este domingo, el actor Mario Iván Martínez fue quien se convirtió en el narrador para acompañar al Ballet de la Ciudad de México y la Orquesta de las Américas en la celebración de la obra.
Con Toño Esquinca como presentador y Enrique Diemecke en la dirección la orquesta fue calentando los ánimos con piezas como “Can can” de Offenbach y “La máquina de escribir” de Johann Strauss .
En la pantalla se proyectaban de fondo algunas imágenes de bailarines de ballet. Aunque hasta la segunda parte del show llegaría el ensamble a mostrar sus mejores pasos, entre el público ya se veían pequeños bailando con la música: desde una pequeña con una falda que recordaba a un tutu hasta otra que en los brazos de su padre disfrutaba de las piezas.
El concierto que llegó en e l marco del día del niño convirtió al Auditorio Nacional en un bosque cuando al abrirse el telón apareció el mundo en el que vive Pedro : una cabaña, árboles y un pequeño estanque para patos fueron el escenario para contar la historia.
Había llegado el momento de imaginar con la música y Mario Iván explicó las reglas: cada instrumento y estilo dancístico haría alusión a un personaje. El pajarito por ejemplo era interpretado con flauta y ballet, el pato con oboe y danza contemporánea y el lobo con los cornos y acrobacias.
La trama retrata al joven Pedro quien vive con su abuelo en una cabaña. Un día se hace amigo de un pájaro, pato y gato con quienes juega hasta que aparece el lobo de quien intentarán librarse trabajando en equipo.
Así, luego de poco más de una hora de espectáculo , entre los personajes creados por Prokofiev el público se dejó atrapar acompañando a la orquesta con sus palmas y aprendiendo junto con los personajes del cuento.
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