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“Todos somos cavernícolas”, asegura Sergio Mayer convencido y sosteniendo una lanza en sus manos. Pero sus palabras contrastan con la imagen que proyecta porque a pesar de estar con las mangas recogidas, sin saco y sin corbata, su aspecto es elegante.
Mayer acaba de dar un repaso al libreto del monólogo "Defendiendo al cavernícola", que estrenará el 8 de agosto en el Teatro López Tarso; y comenta que se ha dado cuenta que con los años se ha vuelto más recolector que cazador, haciendo un símil con la obra.
“La madurez te va enseñando esto, la mujer está acostumbrada a hacer muchas cosas al mismo tiempo porque es parte de su esencia (cuida de los hijos, la casa, etcétera), pero con el tiempo también como hombre te das cuenta que tienes que hacer lo mismo y no te queda de otra que aprender, es lo que ahora te marcan los tiempos que vivimos”.
Quien fuera considerado un sex symbol, dice ser un claro ejemplo de ello, sobre todo porque vive rodeado de mujeres: su esposa Issabela Camil, sus hijas Antonia y Victoria, y su nieta Mila, en quienes piensa en el momento climático del monólogo y hace que se le quiebre la voz.
“Pienso en mi familia, cuando las veo dormidas, pienso en que las tengo que cuidar y en la responsabilidad que implica”.
Han pasado siete años desde que Mayer subió al escenario con este texto de Rob Becker, y le habló al público sobre todas aquellas cosas que dan sentido a los roles de género y que hacen toda una aventura las relaciones de pareja. En esta segunda vuelta, él asegura que lo vive con más intensidad.
“(Ha sido) muy emotivo, muy emocionante, con mucho compromiso y responsabilidad, si algo tengo es que soy comprometido, entonces cumplo con todo, no me divido, me multiplico”.
El actor da prueba de ello, porque sin importar que esa tarde de jueves lloviera a cántaros y la sesión del día en la Cámara de Diputados tardara más de lo esperado, Sergio llegó al salón de ensayos cerca de las 19:00 horas y escuchó atento las indicaciones del director Jaime Matarredona, antes de correr la obra completa a pesar del cansancio.