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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Ludwika Paleta ríe cuando su compañero actor Andrés Zuno comenta que cualquiera con dos tequilas encima, termina cantando “La maldita primavera” de Yuri.
Zuno dice que muchos niegan lo que realmente hacen o realizaron hace más de 30 años, como ver telenovelas o escuchar ciertas canciones.
“¡Todos veíamos el canal 2 y el 5, eran los únicos que habían, también Siempre en domingo (programa de Raúl Velasco)!”
Y Ludwika Paleta, quien nació en 1979, vuelve a sonreír sin problema, hurgando en sus recuerdos de niña.
Ambos se encuentran en la promoción de Los hijos también lloran, obra que estrena el 2 de febrero en el Teatro Milán por casi tres meses y la cual es definida como un recorrido por la cultura pop mexicana ochentera.
Situada después del 19 de septiembre de 1985, día del terremoto que azotó a la Ciudad de México, la puesta en escena muestra a un hombre que recrea las posibles causas de la muerte de su padre.
El pasado, donde Ludwika interpreta a la mamá del protagonista, va contándose a través de referencias de telenovelas, programas televisivos y canciones de la época.
“Tenía seis años cuando tembló y me acuerdo perfectamente, sacudió la vida de muchos mexicanos. Un momento así (como el terremoto) nos marca y el de 1985 nos marcó a toda una generación, creo por eso la obra dará con la nostalgia de cuando se vea”, considera.
Dirigida por Álvaro Cerviño y Lorena Maza, la puesta evoca en su título a la telenovela Los ricos también lloran, con Verónica Castro, actriz que también tendrá su referencia en esta historia.
“La obra es reconstruir el pasado de nuestros protagonistas y al mismo tiempo nuestro pasado a partir de nuestra familia, de nuestros seres queridos”, destaca Cerviño.
En el elenco de esta puesta también se encuentran los actores Hamlet Ramírez, Pablo Perroni y Montserrat Marañón, siendo Ludwika también coproductora.
“Todo nace de un día que Andy fue a casa a tomase una copa de vino y me cuenta que escribió una novela y cuando empieza a contarla, le dije que era la historia de su vida y le dije que debía hacer más.
“Conozco a varios personajes de esta historia en la vida real y eso es fascinante porque conozco a su mamá y no intento imitarla o ser ella, sino tenerla como una referencia clara”, agrega Ludwika.