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Ilse Salas confiesó que es una adicta al teatro y por eso acepta estar en proyectos que tal vez no son tan comerciales o redituables, pero le dan la oportunidad de hablar de lo que le interesa como mujer, ejemplo de ello es la obra Medea, con la que iniciará temporada en el Foro La Gruta a partir del 14 de junio.
“La verdad es que trabajo (en el cine y la televisión) sólo para poderme dar meses de descanso y poder hacer teatro, ahorro para poder sobrevivir a esta dura vida del teatro. Es verdad que yo busco trabajar con mi libertad y con gente con quien puedo desarrollar esas cosas que uno quiere decir a veces, y no siempre se puede en todos los proyectos, por eso casi siempre recurro a obras más chiquitas y en un formato menos glamouroso”.
En esta ocasión protagoniza una versión libre del clásico de Eurípides, realizada por el dramaturgo Antonio Zúñiga, quien ubica esta historia en la época actual, con escenarios en la Ciudad de México y en Tlaxcala, donde Medea se ve sometida por el amor a Jasón, un proxeneta, a su carácter irascible y es obligada a embaucar a otras mujeres deseosas de vivir el sueño del prestigio y la fortuna.
“Me interesa cuestionar a los personajes arquetípicos malos ¿realmente son las brujas? ¿realmente son las malas? ¿de dónde vienen? ¿qué te hace llegar a donde llegas? En el caso de Medea, para mí es un símbolo que acabe matando a sus hijos y empieza de cero. Me gustan los personajes políticamente incorrectos”.
Para darle vida a este personaje, Ilse comentó que tiene mucho tiempo estudiando a otras mujeres en la historia, investigando sobre el feminismo y llegó a una conclusión:
“Que no voy a actuar, que Medea soy yo y no tendría que haber un personaje construido basado en alguien particularmente. Soy yo, mi mamá, mis amigas, gente con la que he trabajado, mujeres estigmatizadas, que han perdido todo por seguir un hombre, pasionales, a las que les quieren callar la boca; pero como es una tragedia griega, llega a consecuencias fuertes”.
Antonio Zúñiga explicó que, a diferencia del texto original, lo que él plantea es conocer los antecedentes del drama que vive Medea, pero también es como meterse en su cabeza en sueño donde se siente traicionada y después debe enfrentarse a la realidad, algo que facilitó la idea de contextualizarla en el México oscuro que ahí está y no vemos.
“Las tragedias griegas siempre nos sacuden mucho y lo que más me hace ilusión es que la gente se vaya preguntándose cosas como ¿qué tanto han cambiado las cosas en mil años”.