La actuación que Sofía Álvarez y Héctor Bonilla ofrecieron la noche del viernes de la puesta en escena "Cartas Marcadas", fue definida por Marisol Gasé, integrante de la compañía Las Reinas Chulas, como una verdadera demostración de concentración y buena actuación.
“Gracias por ser tan divinos y adorados, por esta masterclass, porque el que es perico donde quiera es verde y nos fuimos al teatro todos con ustedes. Son grandiosos en donde estén, en su mesa del comedor o en el escenario son unos grandes maestros y unos grandes seres humanos”, dijo la experta en teatro de cabaret.
Esta función se realizó dentro del ciclo Cabarezoom , que lleva hasta el público propuestas teatrales a través de una plataforma como Zoom, ahora que los teatros están cerrados y la gente tiene que permanecer en casa debido a la pandemia por el Covid-19 ; algo que se les hizo paradójico a los actores, ya que están abordando en esta obra una práctica en desuso como es el escribir una carta.
“Qué padre pensar tu carta, tomarte tu tiempo y no a ver quién tiene los pulgares más ágiles para el mensaje actual”, señaló Héctor Bonilla.
A través de esta obra, que fue presentada por primera vez en este formato; la gente pudo conocer misivas de todo tipo, como la entrañable carta de una abuela de la Plaza de Mayo, donde se dirige a su nieto desaparecido durante la dictadura argentina, o apasionadas y brutales como la escrita por James Joyce a su esposa o de un gran sentido patriótico entre Benito Juárez y Maximiliano.
Sofía explicó que les tomó entre seis y ocho meses armar esta obra, porque tuvieron que investigar muchas cartas de diversos personajes y tuvieron que desechar bastantes, pero el lado positivo de esto es que tienen material para realizar una segunda versión de este espectáculo.
“Son personajes impresionantes los de estas cartas, por ejemplo, la de María Estuardo cuatro horas antes de ser ejecutada escribe la carta, o la de James Joyce que era tan flemático a la mera hora escribe una carta verdaderamente siniestra, narrando todo lo que quiere hacer con su mujer”, dijo Bonilla.
Así, sentados en el comedor de su casa, estos dos actores dieron voz a los remitentes de estas cartas, que lo mismo hablaban de amor, que de justicia o picardía, llevando a la gente hasta el momento que fueron escritas gracias a su actuación, que hizo vibrar a la gente a pesar de estar viéndola a través de una pantalla y que manifestaron su agrado a través del chat o con aplausos al final de la presentación, los cuales sí pudieron ser escuchados por los actores.
Cuando la gente les preguntó en una sesión de preguntas y respuestas, cómo le hacen para mantener vivo el amor y si ellos todavía se escriben cartas, Héctor Bonilla contestó:
“Embonamos quién sabe por qué, realmente fue un acontecimiento, lo más grande que me ha pasado en la vida fue conocer a mi ‘vieja’. Sí nos escribíamos cartas, yo más bien telegramas ella era muy inspirada”.
En la función de este viernes entraron 103 personas, no sólo de la Ciudad de México también del interior de la República e incluso alguien de Nueva York; pero entre esos espectadores estaba alguien muy apreciado por el matrimonio Bonilla, al actor Patricio Castillo.
“Patricio llegó hace muchos años (de Tijuana) a México y prácticamente nos hicimos hermanos, hemos trabajado mucho tiempo juntos y yo admiro mucho su trabajo”, comentó Héctor Bonillo.
El aludido los felicitó por el trabajo que acababan de presentar y les manifestó su admiración como colega, también reconoció que mucho de su carrera se lo debe al patriarca de los Bonilla, porque fue quien lo llevó al mundo del teatro aquí en la ciudad, ya que siempre le ayudó presentándole gente del medio, “yo lo quiero, lo adoro y doy mi vida por él”, declaró Castillo.
Para Sofía Álvarez esta fue una gran experiencia, porque es la primera vez que trabajan haciendo teatro en plataformas digitales y fue todo un reto para ellos, porque asegura no son muy afectos a la tecnología. La obra Cartas marcadas tendrá otras dos funciones, el 24 y 31 de julio y podrán adquirir los accesos a la plataforma por Boletopolis.
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