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El beso de la mujer araña será invasivo. La versión mexicana de este musical de Broadway será la primera en la que el escenario no sea el mismo que el original.
Con esa libertad, Óscar Acosta, escenógrafo y director vocal de la puesta, decidió retirar 27 butacas y lograr así que el escenario invadiera los asientos.
De esta manera, el público será prácticamente parte de la cárcel en donde sucede la historia. Según Juan Torres, el productor, durante la negociación por los derechos de la obra pidió libertad para la escenografía.
“Para mí era muy importante que la gente con la que trabajo tuviera esta libertad de poder crear una visión y plasmarla así”, comentó el productor teatral.
El interior del teatro Hidalgo ha sido transformado en una prisión, en donde los cambios entre la realidad y la fantasía ocurrirán en cuestión de un minuto y medio como máximo.
El trabajo de 32 personas ya impone. Las luces y demás utilería serán los encargados de llevar al público a través de las películas de Aurora, quien es interpretada por Chantal Andere.
Serán cinco filmes del personaje de Aurora los que sean recordados por dos presos, interpretados por Rogelio Suárez y Jorge Gallegos.
Aurora es un personaje agregado a la imaginación de uno de los protagonistas, quien se crió cercano al mundo del cine y de las grandes divas de mediados de siglo.
Un cabaret ruso, un baño público de los años 40, una jaula tropical inspirada en las películas de Carmen Miranda, una cárcel y, por supuesto, la telaraña de la mujer araña. Tras más de un año en el diseño de los bocetos, la producción ha logrado en tres meses concretar la visión de Acosta para esta obra basada en la novela del argentino Manuel Puig.
El escenógrafo por fin pudo poner en práctica todos sus conocimientos y viajes sin restricción. Según él, la visión nueva de El beso de la mujer araña requirió cambio e innovaciones.
“Mecánicamente es complicada, porque aquí no hay oscuros, siempre es constante, todos los cambios son a la vista. Así que es una coordinación cómo de reloj”, explica Acosta.
Para cumplir con los diseños, se tuvo que adquirir más equipo de iluminación. En total hay 42 sets robóticos, iluminación LED, más 50 de iluminación convencional.
Entre herrería de grueso calibre, madera y policarbonato, la obra tendrá por objetivo sorprender al público. “Ha sido una gran experiencia, porque por primera vez no hay proyecciones, todo es en vivo, con utilería y cambio de escenario, con rieles y un giratorio. Hay muchas luces que hacen ver los cambios y que nos ayudan a crear las atmósferas”, dijo el escenógrafo en entrevista.
Chantal Andere ya estaba sorprendida con el diseño. Sin preocupación de estar tan cercana al público, la protagonista se emociona.
“En el teatro se puede sentir al público, lo tienes lo cercano, y son los mismos nervios, la misma emoción, el mismo compromiso”, comentó la actriz. El musical está producido por Juan Torres, dirigido por Miguel Septién, la parte musical está bajo la dirección de Eduardo Soto, el diseñador de vestuario es Eugenio Alzas.
La compañía está conformada por 22 actores en escena, el estreno será el 30 de agosto y ofrecerá funciones de jueves a domingo.