El director Arturo Ripstein afirma sonriendo: “Sylvia tuvo que esperar 60 años para el papel de su vida”, al referirse a la protagonista de su nuevo filme El diablo entre las piernas, que llegará a salas comerciales el 20 de marzo.

Sylvia Pasquel concuerda con él: el personaje de Beatriz, una mujer madura atrapada en un matrimonio donde su marido es atormentado por los celos causados por las confesiones de ella sobre sus relaciones anteriores y su deseo aún vivo, puede ser el que la consagre en al ámbito cinematográfico.

“Agradezco la oportunidad que me dio Arturo de interpretar este papel tan complejo y único. Aunque no lo parezca, ella es una mujer romántica, que se deja convencer por el marido de que sus celos son una forma de demostrarle amor y devoción. Es un personaje que va ir toda la vida a un lado de mi corazón”, expresó Pasquel.

La historia de esta película le exigió a Sylvia realizar varios desnudos, los primeros en su carrera como actriz; además de escenas de sexo, un reto que ella quiso enfrentar.

“Todo el tiempo estaba, ‘no soy yo, es Beatriz, ella es la que sale de la regadera, es la que se desnuda’; porque no sólo le estoy dando vida, yo la estoy representando”.

Pero debido a lo complicado y tal vez polémico que podría resultar este proyecto, Sylvia tomó la decisión de platicarlo antes con su madre, Silvia Pinal, su hija Stephanie Salas y sus nietas, Michelle y Camila.

“Yo le decía a Arturo que me daba miedo que el público terminara riéndose, o burlándose, que los comentarios sólo fueran por los desnudos, que se mofen porque no soy una Barbie, soy una mujer de 68 años y obviamente tiene tus prejucios de decir, ‘a estas alturas vengo a desnudarme’”, confesó.

Pasquel comentó que su nieta Camila ya vio la película, y le gustó tanto que está segura que su abuela se llevará varios premios.

El creador de filmes como El castillo de la pureza (1972) y Profundo carmesí (1996) explicó que fue hace cuatro años que Paz Alicia Garciadiego le mostró el guión de El diablo entre las piernas, con el que terminó fascinado, considera que por identificación generacional.

“En los últimos años han salido historias de viejitas con Alzheimer que terminan en un final feliz, y saben que es totalmente falso todo eso”, expresa la guionista.

“Lo que yo quería hablar era del proceso de decrepitud, de cómo entra al cuerpo y va al alma. Las pasiones en los viejos no se hablan porque es tabú, y cuando se hace es gracioso o grostesco”, abunda.

Al conseguir el apoyo de Mónica Lozano (productora) fue entonces que los nombres de Sylvia Pasquel, Patricia Reyes Spíndola, Alejandro Suárez, Daniel Giménez Cacho y Greta Cervantes fueron elegidos.

“El genio de un director de cine es rodearse de la mejor gente que puede encontrar y dejarlos hacer lo que saben hacer”, dijo Ripstein.

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