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Además de su carrera como solista, Susana Zabaleta no deja de lado su faceta como soprano, mucho menos la de conductora de emociones.

Este fue el vehículo con el que quiso ayudar a jóvenes anoche, en el estreno mundial de Réquiem de Mozart, espectáculo a beneficio a la Fundación Reintegra, encargada de apoyar la reinserción social de personas que han cometido un delito o prevenirlo.

“¡Qué rico!, ¿no? Creo que tener la oportunidad de cantar Mozart con el maestro (Carlos Miguel) Prieto es una joya, con este súper evento, que no es una cosa pequeña”, dijo en entrevista realizada durante los ensayos.

“Uno trabaja para que la gente sienta, esa es nuestra mayor alegría. Yo me acuerdo cuando salí como Sally (un espectáculo musical de las películas de Tim Burton el año pasado) y el productor me dijo que nunca había tenido una Sally como yo cantando. Ya con eso tuve”.

La cantante quiso emular esa experiencia en Requiem de Mozart. Consideró que la música es capaz de lograr emociones genuinas, como la empatía y el perdón.

“No sólo hay que ver por los jóvenes, se trata de perdonar a la gente que haya hecho alguna cosa mala por no haber tenido educación. Reintegra habla de eso, de integrar a los jóvenes después de haberse robado una dona o lo que sea”.

Zabaleta destacó el trabajo de la Orquesta Sinfónica Nacional, que estuvo bajo la batuta del maestro Carlos Miguel Prieto, y señaló que son precisamente este tipo de conciertos los que invitan al público y a jóvenes a que conozcan el arte más de cerca.

Lista para la secuela. Sobre la realización de la segunda entrega del filme Sexo, pudor y lágrimas, dijo que está emocionada por ver lo que ha pasado con los personajes en dos décadas, y espera que Aleks Syntek componga de nuevo el tema: “Que ya lo perdonen por haber dado una opinión.

“Ya estoy más que trepada, a ver qué le pasó a mi personaje o qué hija, o hijos tuve. Aún no hay fechas para empezar a grabar”, dijo.

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