y su hijo Héctor Suárez Gomís estaban enamorados del box, así lo recordó en sus redes sociales Gomís, quien a través de una serie de emotivas fotografías, compartió con sus seguidores recuerdos de esta afición en común con su fallecido padre.

Suárez Gomís menciona que además de enseñarlo a boxear, su papá lo enseñó a entender la vida a través de este deporte: "Lo que sucede en una pelea de box es muy parecido a lo que sucede en la vida… y la vida así como puede estar llena de triunfos, también está llena de ganchos al hígado, ganchos de izquierda arriba, ganchos de derecha, rectos, jabs, uppercuts. Hay que saber enfrentar a todos los rivales y saber esquivar las diferentes combinaciones de golpes que recibas", se lee.

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El actor Héctor Suárez, quien es recordado por sus fans y familia a través de anécdotas que su hijo Suárez Gomís ha compartido en sus redes sociales, en esta ocasión tocó el box.

En el mensaje se lee:

De niño, todos los sábados en la noche mi papá y yo compartíamos una pasión en común: ¡El box! Juntos vimos ganar y perder a Mantequilla Nápoles, Muhammad Ali, Zárate, Zamora, Pintor, Leonard, Pipino Cuevas, Hagler, Hearns, Manos de Piedra, Tyson, Terrible Morales, Juan Manuel Márquez, Barrera, etc.

Juntos lloramos cuando Sal Sánchez se mató, juntos sufrimos la primera derrota de Chávez y juntos nos angustiamos cuando el Finito López cayó a la lona en la Plaza México.

No sólo me enseñó a boxear; me enseñó a vivir a través del box.

A ver mijo, escúchame con mucha atención:

Lo que sucede en una pelea de box es muy parecido a lo que sucede en la vida… y la vida así como puede estar llena de triunfos, también está llena de ganchos al hígado, ganchos de izquierda arriba, ganchos de derecha, rectos, jabs, uppercuts. Hay que saber enfrentar a todos los rivales y saber esquivar las diferentes combinaciones de golpes que recibas. No importa si peleas a la larga, media o corta distancia; tú tienes que saber leer a tu adversario y saber cómo y en qué momento le puedes ganar. No importa que se vean más fuertes; tú te plantas frente a tu rival y peleas.

Acuérdate que no estás solo, tienes a tu esquina. Hay que aprender a escuchar a tu esquina y a improvisar cuando ellos no tengan la respuesta. Las peleas no se ganan solo y mucho menos se ganan si no estás extraordinariamente bien preparado. ¡Prepárate siempre! ¡Nunca dejes que el tiempo te rebase! ¡No subestimes a nadie!.

Aprende a mantener a tu rival siempre a distancia, cabecea, no dejes de mover la cintura y nunca cierres los ojos cuando estés esquivando golpes. Honra siempre al que tengas enfrente de ti y nunca expongas de más sólo porque te quieres lucir y demostrar que todo lo puedes.

No te preocupes si de pronto no haces las cosas bien porque siempre va a sonar la campana para que te retires a meditar en qué puedes mejorar y también siempre sonará la campana para que vuelvas a empezar otra vez.

Esas eran las palabras de mi papá y esa fue su analogía de la vida con el box. A cada quién le hablan diferente, pero en el fondo, el significado es el mismo. ¡Gracias por haber estado 52 años en mi esquina, papá!.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

De niño, todos los sábados en la noche mi papá y yo compartíamos una pasión en común: ¡El box! Juntos vimos ganar y perder a Mantequilla Nápoles, Muhammad Ali, Zárate, Zamora, Pintor, Leonard, Pipino Cuevas, Hagler, Hearns, Manos de Piedra, Tyson, Terrible Morales, Juan Manuel Márquez, Barrera, etc. Juntos lloramos cuando Sal Sánchez se mató, juntos sufrimos la primera derrota de Chávez y juntos nos angustiamos cuando el Finito López cayó a la lona en la Plaza México. No sólo me enseñó a boxear; me enseñó a vivir a través del box. A ver mijo, escúchame con mucha atención: Lo que sucede en una pelea de box es muy parecido a lo que sucede en la vida… y la vida así como puede estar llena de triunfos, también está llena de ganchos al hígado, ganchos de izquierda arriba, ganchos de derecha, rectos, jabs, uppercuts. Hay que saber enfrentar a todos los rivales y saber esquivar las diferentes combinaciones de golpes que recibas. No importa si peleas a la larga, media o corta distancia; tú tienes que saber leer a tu adversario y saber cómo y en qué momento le puedes ganar. No importa que se vean más fuertes; tú te plantas frente a tu rival y peleas. Acuérdate que no estás solo, tienes a tu esquina. Hay que aprender a escuchar a tu esquina y a improvisar cuando ellos no tengan la respuesta. Las peleas no se ganan solo y mucho menos se ganan si no estás extraordinariamente bien preparado. ¡Prepárate siempre! ¡Nunca dejes que el tiempo te rebase! ¡No subestimes a nadie! Aprende a mantener a tu rival siempre a distancia, cabecea, no dejes de mover la cintura y nunca cierres los ojos cuando estés esquivando golpes. Honra siempre al que tengas enfrente de ti y nunca expongas de más sólo porque te quieres lucir y demostrar que todo lo puedes. No te preocupes si de pronto no haces las cosas bien porque siempre va a sonar la campana para que te retires a meditar en qué puedes mejorar y también siempre sonará la campana para que vuelvas a empezar otra vez. Esas eran las palabras de mi papá y esa fue su analogía de la vida con el box. A cada quién le hablan diferente, pero en el fondo, el significado es el mismo. ¡Gracias por haber estado 52 años en mi esquina, papá!

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