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El Rey del Pop quedó fascinado por los tacos y el chile durante su primera visita a México, en 1975, cuando aún pertenecía a The Jackson 5, recuerda el productor Luis de Llano.
“Grabando un día en el foro, le dieron ganas de ir a comer tacos y entonces lo llevé a una taquería mexicana ¡y se pusieron una enchilada! Les gustó tanto que compraron cuatro tarros de chile rojo y chile verde, pero bueno, era una relación de trabajo, los llevé a comer ahí porque estaba al lado de Televisa San Ángel, se llamaba Escarabajo Rojo”, narra.
“Yo tenía la parte de producción de los programas, primero hice uno en el foro de Televisa San Ángel de The Jackson 5, cuando eran la familia entera y Michael Jackson era morenito y tenía la nariz chatita y hablaba muy suavecito”, dice.
El también escritor lo describe como una persona muy tímida y tranquila, aunque explica que sólo fue una convivencia laboral.
“Él era muy chiquito, tranquilito, no como otros artistas que vinieron de fuera y que sí tuve una amistad más profunda, lo que platicamos en aquella ocasión sólo fue sobre lo que estábamos haciendo, su coreografía o la iluminación, el movimiento de cámaras o ese tipo de cosas…”, señala De Llano
“Pero la plática, cuando dijeron: ‘¡ya llegó la comida!’, fue hablar sobre los tacos”, refiere el ejecutivo.
En 1993, cuando Michael regresó a México, De Llano tuvo la oportunidad de trabajar nuevamente con él al ser el productor de los conciertos que ofreció en el Estadio Azteca.
El recital ya venía producido, señala. pero fue el productor de tv, como fue con otros artistas llegados a México.
Comenta que a Jackson le tuvieron que hacer una endodoncia que lo obligó a retrasar algunos conciertos.
“La segunda vez que vino a México casi no tuve tanto contacto porque ya estaba él en la gloria de ser Michael Jackson.
“Lo saludé en el backstage un momento y le pregunté si todo iba bien con la producción de lo que era el escenario, pero hasta ahí, platiqué más con su papá, era un señor un poquito gruñón”.