Octubre de 1968: México, lastimado por la reciente matanza estudiantil en Tlatelolco, se pone a prueba con las primeras transmisiones en vivo de los Juegos Olímpicos de los que es anfitrión. Julio de 2024, Francia rompe récord de audiencia y supera las anteriores de Tokio y Londres con la ceremonia de inauguración en París, que logra 28.6 millones de televidentes con su transmisión en directo y puede ser vista por desde cualquier dispositivo móvil.

La experiencia en el consumo de la televisión ha cambiado a velocidad olímpica en 56 años. En los años 50 y 60, dice el crítico de televisión Roberto Rondero, las opciones eran muy limitadas.

“Había un canal, un programa y nada más. Si te lo perdías no había forma de volver a verlo. El control remoto no existía. Si estabas comiendo y viendo la televisión con tu familia, se quedaba el mismo canal durante horas porque nadie quería levantarse a cambiarlo. Parece algo simple, pero era muy complicado. Cuando llegó la televisión a color y el control remoto, aunque todavía había pocas opciones, empezó a haber más posibilidades y la experiencia de ver televisión cambió por completo”.

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En los años 90 llegó un nuevo competidor a la justa televisiva mexicana: TV Azteca, que obligó a Televisa a innovar.

Sin embargo, el verdadero cambio vino con la televisión de paga. México adoptó el cable y la tv satelital, marcando el inicio de una nueva era en el entretenimiento doméstico tuvo su esplendor en las décadas de los 80 y 90.

Sin embargo, el cambio más significativo lo marcó el nuevo siglo, que cambió la ruta del consumo con la era digital y las plataformas de video bajo demanda (OTT).

Netflix en particular, que en México llegó en 2012, se convirtió en el líder del streaming con un menú libre de comerciales y producciones originales.

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Como televisión

En la última década se han sumado en el país al menos una decena de compañías con este tipo de servicios que, en menos de tres años, han sumado a su plataforma servicios de televisión abierta, sinergia con la tv de paga, tv en vivo e incluso comerciales, emulando el modelo de la tv tradicional.

“El nacimiento del streaming fue como un cambio radical en la forma en que consumimos contenido. Antes, era como ir a un restaurante con un menú muy limitado: sólo había dos opciones, y si no te gustaba una, te quedabas con la otra. Con el streaming, en cambio, tienes un menú extenso y variado, casi abrumador, que puede llegar a hacerte sentir perdido.

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“La competencia ha llevado a una oferta de contenido excesiva y, a veces, las plataformas repiten los errores de la tv tradicional. En lugar de ofrecer todo el contenido disponible para que lo consumas a tu ritmo, algunas crean expectativas para futuras entregas, lo que es similar a lo que hacían la televisión abierta y restringida”, señala.

La pandemia de Covid-19 aceleró esta tendencia y, a su vez, el comportamiento del consumidor que no detiene en un solo contenido.

“Hoy, la gente espera que el servicio sea instantáneo; si algo no carga en unos segundos, cambian de canal o de plataforma sin pensarlo dos veces. El menú de opciones se ha vuelto abrumador”.

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