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Un día, le preguntaron a Enrique Vázquez que dónde cantaba. Sus amigos sordos se habían interesado en el trabajo del comediante y como sus fotos son en un escenario con un micrófono, pensaban que era una especie de rockstar.
El standupero buscó la forma de explicarles que su profesión es hacer reír a la gente. Pero, ¿cómo hacer reír a alguien que no puede escuchar? ¿Cómo explicas un chiste de doble sentido?
Enrique ha llevado su propia discapacidad al escenario (parálisis cerebral), no sólo para hacer catarsis y hacer reír, también para incomodar y crear conciencia sobre cómo viven y piensan las personas que comparten su situación.
La encuesta más reciente sobre discapacidad y discriminación del INEGI dice que hay 2.4 millones de personas sordas, de las cuales sólo 64% tiene acceso a la educación.
Los espectáculos en vivo deaf friendly no son comunes pero sí hay antecedentes. En marzo de 2016, el DJ Martin Garrix ofreció un concierto en Miami para personas con sordera. Music Lifts You Up: A Concert For The Deaf fue el show que llevó al público con esta discapcidad a sentir la música y vivirla en carne propia.
“Yo trabajo en el colegio Marista y ahí hemos logrado que algunas obras de teatro nos den la oportunidad de hacer la interpretación de los textos. Siempre que hay algún alumno sordo que va a uno de estos espectáculos hacemos lo posible para que haya esa traducción a su lenguaje”, comentó.
Con un grupo interesado en reírse y saber de qué habla un standupero, Vázquez convenció a otros colegas como René Franco, Pablo Valdés y Alex Elizondo a hacer una función especial.
Será este jueves en el escenario del Foro Shakespeare que las risas se escucharán. “No se trata de hacer un espectáculo sólo para sordos. Este show también es para oyentes, porque esa es la idea, ser incluyentes, que ambos grupos disfrutemos de una misma cosa”, dijo el actor.
“Las risas de los sordos son muy estruendosas, siempre es muy divertido escuchar a la gente reír”, añadió Rodrigo, quien reconoce que lo más complicado es no reírse por adelantado para no arruinar el chiste.