Más Información
El clima es demasiado caluroso en Mérida, rebasa los 40 grados centígrados. El sol cae sin piedad sobre los miembros del equipo técnico y el elenco de Tierra de esperanza, quienes, pese al clima, ensayan sus libretos antes de que el director de escena grite “¡acción!”.
El más puntual es Sergio Goyri, y es imposible no verlo: con su sombrero de charro color negro y acompañado de su novia Lupita Arreola, su semblante demuestra por qué es considerado uno de los mejores villanos en la historia global de los melodramas.
Con sus casi 200 producciones en su haber, es imposible no verlo en personaje y sentirse intimidado.
Lee también: Isabel Preysler habla del estado de salud de su hijo Enrique Iglesias, enfermo de neumonía
“No es que sea complicado ser villano”, dice a EL UNIVERSAL, “cualquiera puede llegar y caer mal, pero con los villanos, desde el principio se sabe que serán malhechores y aún así la gente no duda sobre lo que pasará contigo, si tendrá o no una mala reacción. El chiste de los buenos villanos es que la gente no sepa qué va a pasar con ellos, mantener la incógnita con el público sobre cómo va a reaccionar”, cuenta.
El actor prevé acaparar las miradas nuevamente en la telenovela del productor José Alberto Castro, que estrenará el 12 de junio a las 21:30 horas por Las Estrellas.
Trabajas de nuevo con “El Güero” Castro.
Nuevamente me da la oportunidad y eso es lo que me tiene más contento porque me gusta actuar. De nuevo trabajo en la empresa (Televisa) que durante mucho tiempo fue como mi casa. Estoy feliz de que mi mujer me acompañe a la locación y de que se esté haciendo una historia que estoy seguro de que a la gente le va a gustar porque es un melodrama que tiene fondo y forma.
Con tu experiencia, ¿todavía algo implica un reto para ti?
El reto inmediato se podría decir que es el clima: grabar a 40 grados es un desafío, hay que tomar bastante agua y cuidarse muy bien. Pero el desafío en una producción tan grande siempre es hacer equipo, aunque no comulgues la gente o no te caiga bien.
¿Cómo es tu personaje?
Es un personaje muy duro, sobre todo con su familia, de hábitos y costumbres muy arcaicas. Quiere a su hijo y a su esposa, pero está hecho a la antigua, con la idea de que el hombre dominaba.
En este caso, es un villano que ha hecho sus fechorías y las sigue haciendo, oculta secretos. Tiene bases religiosas muy fuertes, así como familiares, pero las traduce de manera muy antigua, maltratando a la mujer y al hijo para que este último se haga más fuerte, según él, más hombre y pueda enfrentarse a la vida.
¿Qué opinas de que estos temas, como el machismo?
La telenovela tiene que cumplir con una función específica que es entretener a la gente, que ya tiene muchísimos problemas en el mundo y los ve en las redes, en la televisión, en los noticieros, que por lo regular siempre son noticias malas. El 80 o 90 por ciento de las notas que sacan del gremio artístico, por ejemplo, son notas denostantes. Entonces, hay que tratar de hacer cosas positivas, de mostrar el error, pero también mostrar la solución.
Hay errores, pero tenemos que decirlos con claridad: dónde, cómo, con quién. Y mostrar la solución siempre. En este caso, el autor de la telenovela muestra el error, pero también el camino a seguir.
¿La telenovela sigue siendo aspiracional?
Siempre, desde su origen, va a ser aspiracional. La protagonista siempre va a aspirar a ser una gran mujer, a tener sus cosas, a sacar adelante a su familia, a poner el nombre de la mujer en alto. Todo esto que ahora está tan de moda y que en la telenovela siempre estuvo de moda. Porque siempre fue aspiracional para todas las mujeres: de ser la muchacha del servicio, siempre aspiraba a ser la dueña de la casa.
¿Has visto cambios en las telenovelas?
El género de la telenovela está muy bien definido. El problema es cuando se ponen de moda las series de acción y con mucho sexo y desnudos, y quieren que la telenovela compita con esas cosas y no.
La telenovela tiene su público muy bien ganado en casi todo el mundo. El problema es cuando quieren hacer que una telenovela sea una serie de acción o una película cachonda y metes escenas de mucho sexo porque entonces afectas al público de las telenovelas, que es un público muy específico y muy reconocido.
¿No te sientes encasillado?
No, porque he hecho casi 370 películas, obras de teatro y telenovelas. La mayoría del público me ha aceptado más cuando hago de villano; mis villanos no son reventones que salen y le caen mal a la gente. En algún momento el señor Sabido (dramaturgo y creador) me dijo: “Usted es precursor de un arquetipo dentro de la telenovela, que es el ‘villano amado’, que antes no se daba”.
El “villano amado” es el que la gente estima, el que la gente está dispuesta a perdonar, el que, de repente, y te lo digo abiertamente, en dos telenovelas, La dueña y Te sigo amando, el público quería que me quedara con la protagonista.
¿El público en la vida real cree que eres malo?
No, la gente se engancha y dice “qué malo, lo odiaba en tal novela”, pero nunca me trata mal, al contrario.
Al dejar al villano, ¿cómo eres al llegar a casa?
En mi casa veo mucho deporte, no veo noticias, noticieros ni programas de chismes, cosas de bancos o cosas que pasan en otros países porque no me importan, como “la bolsa en China se cayó y en China pasó esto”. ¡¿Qué carajos me importa lo que pasa en China?! Lo que quiero resolver es lo que pasa en mi universo, aquí. Y si cada uno pensara de esa manera, creo que resolveríamos que sería un universo más chingón para todos en general, ¿no?
¿Y cómo le hace para quitarse el estrés del trabajo?
Un buen tequila. Tengo dos marcas: Goyri especial y el Arroyo negro. En EU siempre hemos tratado de hacer trabajos como empresario. Tengo un taller en el que hacemos autos clásicos, saqué mi perfume para mujer y una loción. He hecho muchas cosas (risas).
¿Has cometido errores?
Yo muchos, como confiar en la gente. Pero eso no lo veo como un error, a lo mejor alguien dice: “Es que eres muy confiado”. Pero eso es un don, porque si no confías en la gente, ¿entonces qué? ¿Te vas a sentar en una torre tú solo y no vas a dejar que nadie se te acerque?
Hablando de confianza, cómo has visto el sexenio?
No hay apoyo a la cultura, ni al deporte, ni a los científicos. No hay apoyo a la gente pensante o a la gente que vaya en contra de la manera de pensar de la gente actual. La mayoría del gabinete actual eran priístas y panistas, y ahora desdeñan y maldicen a los partidos en los cuales habitaron décadas y ahora son los malos, siendo ellos quienes formaron parte de eso. Y cuando llegue otro al poder, porque va a llegar, el PRI estuvo 70 años y lo quitaron, entonces van a hablar de lo que representan hoy.
¿Cómo ves la educación?
Pues a la gente que está ahora, lo que menos le interesa es que la gente tenga cultura. Ya nadie reprueba en las escuelas y esa es una verdadera responsabilidad, no la de la telenovela, sino la de los maestros. Nosotros estamos para entretener, para crear un grato momento, pero los maestros están para educar al futuro de México, deberían estar muy bien pagados y que sólo los mejores enseñen.
Qué te da miedo, ¿la muerte te atemoriza?
No, estoy listísimo. La muerte la traes en las entrañas desde que naces. Es lo único seguro en esta vida. La gente que crea que no se va a morir (risas), no hay. Solo Jesucristo resucitó y es nuestro señor, y ahí vamos a ir a dar todos, tanto los buenos como los malos.
¿Ya tienes tu testamento?
Si no tengo nada, ¿qué voy a andar haciendo testamento? (risas).
¿Cómo te gustaría que el público te recuerde?
Eso es lo importante, eso es lo verdaderamente importante. Lo que tenemos, que es una bendición para nosotros, los actores. Que podemos dejar una imagen: un recuerdo amable, de una persona propositiva, de una persona educada, amigable que siempre trató de ayudar. Esa es la imagen que a mí me gustaría dejar.
A bote pronto
Cargo público: “Me han invitado a presidencias municipales, diputaciones, pero no quise”.
Redes sociales: “Sirven para tener comunicación, yo las utilizo muy poco”.
Tu mejor antagónico: “El de ‘La Dueña’, el de ‘Te sigo amando’ y el de ‘Piel de otoño’.