El chef Fernando Stovell se guarda para él cualquier detalle sobre su trabajo cocinando para la Reina Isabel II. Dice que no le gusta revelar esos secretos, y tampoco puede, por contrato, pero sí asegura algo: siempre cocina igual de rico, ya sea para La Reina, para su mamá o para sus amigos.
“Vamos a pensar en su majestad, La Reina, claro que hay protocolos, pero si desde el principio somos organizados no puede haber discrepancias, hay que prepararnos para que cuando llegue el momento tengas que deliberar al 100%. Ser limpio, organizado, cuidadoso de lo que haces, garantiza el éxito, cuando tenemos las juntas para cocinar para estas personas hacemos estudios de mercado y tratamos de interpretar lo que nos pidan”, dice el chef a EL UNIVERSAL.
Después de vivir muchos años en el extranjero, Fernando se ha sumado a la nueva edición de MasterChef, donde no sólo está disfrutando con dinámicas que tienen que ver con su trabajo, sino que estar junto a los chefs Betty, Herrera, Israel y José Ramón Cas tillo, ha sido un deleite.
“Yo estoy perdidamente enamorado de México, estoy muy feliz de ser juez de MasterChef, me hice de unos amigos increíbles y cuando terminemos de grabar me quieren llevar a taquerías, a lugares así”, compartió.
Pese a que mucha gente podría creer que los concursantes no están tan preparados, durante toda la competencia habrá muchas sorpresas, y si un consejo puede darles a todos los apasionados de la cocina, es que den el 100%.
“Yo no creo que exista el trabajar al 80%, y si uno además tiene el privilegio de hacer algo que le gusta, las cosas se convierten en algo más fácil, para mí cocinar es fácil, lo que es difícil es encontrar el ingrediente correcto y cocinarlo de la forma adecuada, yo siento la misma presión que si le cocino a un funcionario o gente de muy alto perfil que si le cocino a mi mamá”, asegura Fernando, quien pensaba abrir un restaurante en México pero por la pandemia decidió posponerlo para cuidar la salud de empleados.