En la televisión tradicional Shonda Rhimes es algo así como una reina Midas de las series, su popularidad creció gracias al éxito que tuvieron Greys anatomy y Scandal, situación que Netflix buscó replicar en su plataforma, por lo que se llevó a la afamada productora a su servicio.
Rhimes sorprendió con "Bridgerton", serie que se convirtió en un suceso en 2020, no sin antes causar polémica por describir la historia de un hombre aristócrata de raza negra en el siglo XIX, obviando las condiciones de esclavitud y segregación de la época.
150 millones de dólares le pagó Netflix a Rhimes por renovar contrato con ellos durante cuatro años.
Shonda dice que si bien no tiene una fórmula para el éxito, suele llevar a la pantalla historias que sean actuales, que toquen temas que ella ve en la calle y con los que la gente se pueda identificar. En el caso de su primer éxito en Netflix, sin importar si se tergiversa la historia, pues su idea es reinventar las narrativas, es decir, jugar con la ficción para mostrar una realidad más ideal que normalice en nuevas generaciones las diferencias, una apuesta que le valió críticas de todo tipo.
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“Realmente trato de hacer un programa que me gustaría ver. Si no quiero verlo, no sale en el programa. Me gusta crear shows en los que se discuta la raza y la sexualidad, darle visibilidad a la minorías y que las minorías tengan un papel principal” dijo a EL UNIVERSAL.
“Hacemos tres programas en producción a la vez, a veces cuatro. El presupuesto para un episodio de una cadena de televisión puede oscilar entre los tres y los seis millones de dólares, digamos cinco. Un nuevo episodio hecho cada nueve días, multiplicado por cuatro programas, así que cada nueve días, eso es un valor de 20 millones de dólares en televisión”, detalló.
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Para la productora, este nuevo show habla sobre una estafadora pero también sobre los deseos de poder, ambición y el hambre de fama.