A Sergio Corona no se le olvidan los detalles que Enriqueta Lavat tenía con él y con sus amigos para demostrarles su cariño.

La actriz que falleció el 4 de diciembre le enseñó que no sólo podía ser una buena compañera de trabajo, sino también de vida.

“La recuerdo con mucho cariño y mucho respeto, era muy buena para la comida, una cocinera extraordinaria y como actriz muy profesional”, expresa el actor de 95 años.

Corona señala que a Queta, como fue conocida en el mundo artístico, le gustaba celebrar la vida con unas reuniones frecuentes que organizaba en la Ciudad de México; ahí, recuerda, él consolidó su amistad no sólo con ella, sino con su hijo Pablo Carrillo, con quien después jugaba Golf.

“Queta nos invitaba a sus reuniones, iban todas sus amistades, en un lugar que estaba en la calle de Progreso, y yo fui un par de veces, comíamos delicioso”, recuerda Corona.

Ambos compartieron escena en obras de teatro como La fiaca, donde Lavat dio vida a su mamá, pero uno de los trabajos que más lo marcaron junto a ella fue el que hicieron para el programa de televisión Como dice el dicho, que Sergio ha protagonizado desde 2011.

En la serie el actor interpreta a Don Tomás, el dueño de una cafetería que es conocida por otorgar un dicho de la cultura popular a cualquier situación de vida que sus clientes experimenten.

Ahí, por casualidad, se le rindió homenaje a Queta con una fotografía que se encuentra en el mostrador desde hace 14 años.

“Cuando empezamos la serie, en el primer capítulo Don Tomás se quedó viudo y su esposa era interpretada por mi querida Queta Lavat, por eso desde entonces mantengo una fotografía de ella en memoria del personaje”, cuenta.

Hace unos días, cuando se enteró de la lamentable noticia intentó llamar a Pablo, su hijo, pero no tuvo éxito para establecer la conexión, sin embargo, envía condolencias a la familia.

“No se imaginan cómo la voy a extrañar… Para sus hijos, mis grandes amigos, mi más sentido pésame. Lo siento muchísimo”, expresa.

Mientras tanto él afirma que se encuentra trabajando y enfrentando algunas de las complicaciones de salud propias de la edad.

“Estoy bien, ando con mi principal y única enfermedad, mis 95 años. Te reducen las facultades físicamente, pero también tu organismo ya no es igual; tengo problemas en mis rodillas, ya no puedo correr, brincar, tengo que cuidarme cuando camino y para subir escaleras tiene que haber barandal para apoyarme, pero sigo estable”, afirma.

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