Sasha Montenegro tenía una belleza única y una figura envidiable, cuando llegó a México quedó fascinada y se quedó a vivir aquí, decía que en estas tierras sí había trabajo para los actores, así que ya no volvió a Argentina; vivió en San Ángel cuando estuvo casada con un cirujano plástico.
Aleksandra Aćimović Popović, su nombre real, nació en Italia el 20 de enero de 1946, descendía de una familia aristocrática montenegrina que fue víctima del nazismo. Emigró con su familia al continente americano durante la Segunda Guerra Mundial. Primero se asentaron en Argentina, donde falleció su padre, Zivojin Aćimović, y donde su madre Silvia Popović tuvo a los hijos de su segundo matrimonio.
Sasha emigró a México a fines de la década de 1960 y comenzó a trabajar como actriz de fotonovelas y modelo y más adelante como actriz, en aquellos años, EL UNIVERSAL la entrevistó en varias ocasiones, cada vez se mostraba más maravillada con el país que le dio la oportunidad de consagrarse como actriz.
En una charla con este diario, en 1979, recordó cómo fue su llegada a México después de desarrollarse profesionalmente en Buenos Aires Argentina; cuando iba hacia Nueva York hizo hizo escala en México y aquí se quedó.
Montenegro recordó que a su llegada a México no era una actriz, sino una egresada de la Facultad Mariano Moreno de Buenos Aires, licenciada en Periodismo; su estatura era de 1.67 metros y en ese momento pesaba 57 kilos, sus ojos aceitunados conjugados con su piel blanca, su cabello negro y sus labios carnosos, eran elementos suficientes para ser contratada, más aún cuando empezaba a actuar.
Estaba casada con Juan Barrón, un cirujano plástico, pero a pesar de ello, juró que no se había sometido a ninguna cirugía estética y confesó su deseo de tener dos hijos, aunque no en ese momento, pues estaba disfrutando de la vida en pareja.
"Tengo un concepto especial de la pareja, el matrimonio exige disfrutar solos, un hijo, por mucho que lo quieras, interrumpe a la pareja. Llega con ‘su problema’ y hay que atenderlo. Un hijo aún por las buenas, separa…".
Feliz y realizada, Sasha Montenegro posó en los diferentes espacios de su hogar ubicado en San Ángel, se dejó ver fuera de los escenarios como toda una ama de casa.
El día de su matrimonio fue un momento muy feliz, único.
"Cuando me casé viví un momento muy feliz, muy mío. Yo no soy nada más sexo. El sexo para mí es muy importante, pero es más importante el amor”, expresó; para Sasha, el matrimonio era el “vivir para dos”.
La actriz vivía en México desde abril de 1971, cuando Rubén Galindo la entusiasmó para filmar “Un sueño de amor” con José José y Verónica Castro, tenía el tercer crédito y le pagaron 21, 000 pesos de entonces, fue en ese momento que decidió renunciar al periodismo.
Cuando le decían que era un símbolo sexual, se mostraba incrédula, afirmaba que era una “mujer normal” con un “cuerpo menudo”; en esa charla de hace 45 años admitió que uno de sus fracasos fue cuando intentó incursionar en el negocio del teatro.
“Monté ‘Educando a una idiota’ , la idiota era yo, ¡la empresaria!”, admitió.
Sobre si le daba vergüenza cuando se desnudaba, dijo que no, y no descartó que en el futuro se pondría en las manos de su esposo para que le practicara una cirugía estética, pues seguramente algo de su cuerpo ya no le iba a gustar.
“No, no me da vergüenza un desnudo, porque es la película y la artista el hecho. Y Sasha, yo, no es vanidosa; pero como toda mujer sí es un poco coqueta. También con los años perderé parte de lo que soy físicamente y tendré derecho de pedir a mi marido lo que yo quiera ser”, expresó.
Sasha Montenegro pausó su carrera en 1982 tras unirse de forma sentimental con José López Portillo, con quien tuvo dos hijos: Nabila en 1985 y Alexander en 1987.
Montenegro se casó en el año 2000 con el expresidente, poco después de la muerte de la primera esposa de éste, Carmen Romano.
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Pero antes del deceso de López Portillo, en 2004, Montenegro y el exmandatario quisieron divorciarse en medio de una polémica en la que ventilaron información privada a los medios.
López Portillo solicitó el divorcio de la artista con el argumento de que lo maltrataba, y ella alegó que era víctima de un complot de los hijos del primer matrimonio del expresidente porque querían quedarse con toda su herencia.
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