Sara García fue madre muchas veces en la pantalla grande, pero sólo una vez en la vida real, su hija María Fernanda heredó su talento artístico, el cual no pudo explotar porque el tiempo no le alcanzó, la muerte llegó muy pronto, cuando apenas tenía 20 años; para Sara, su hija nunca se fue, y cuando ella murió, volvieron a estar juntas, esta vez para siempre.
La llamada “madre y abuelita” del cine mexicano nació en el puerto de Veracruz en 1895, fue la única sobreviviente de 10 hermanos, estudió en el Colegio de las Vizcaínas y se enfocó en la docencia, hasta que su curiosidad la llevó al mundo del cine, del que nunca más saldría.
Participó en más de 300 películas, comenzó su andar en el séptimo arte por casualidad, cuando el director Joaquín Coss la invitó a participar en la película “En defensa propia” luego de que la descubriera espiando en los estudios de Azteca Films, ubicados entonces en la esquina de la calle Juárez y Balderas, en el centro histórico de la Ciudad de México.
García vio actuar a la mismísima Mimi Derba, la primera diva del cine nacional, sin saber que años más tarde ella se convertiría en una de las figuras consagradas de la época de oro del cine mexicano , actuando con figuras como Joaquín Pardavé, Pedro Infante y Mario Moreno “Cantinflas”.
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Sara García sólo tuvo una hija, llamada María Fernanda, fruto de su relación con el actor Fernando Ibáñez; la niña nació en Tepic Nayarit el 15 de enero de 1920, cuando la actriz se encontraba en plena gira teatral.
Después del nacimiento de María Fernanda, el matrimonio de Sara no duró mucho tiempo, ella y su esposo se separaron y madre e hija estuvieron solas hasta que años después Fernando regresaría a morir a su lado, debido a complicaciones por cirrosis.
María Fernanda incursionó muy joven al mundo artístico, tuvo varios papeles secundarios en cine, actuó con su madre Sara García en la película de 1937 “No basta ser madre”, pero su consagración vino ese mismo año al protagonizar con Jorge Negrete “La madrina del diablo”.
Las notas periodìsticas de la época relatan que entre María Fernanda y Jorge se dio más que una amistad, pero el romance fue interrumpido porque Sara García no estaba de acuerdo que su hija, que en ese momento era menor de edad, se relacionara sentimentalmente con un hombre de casi 30 años.
“La madrina del diablo” se estrenó en el cine Palacio en 1938, Carlos, el personaje de Negrete, se enamora de María, María Fernanda, pero su relación la impide el padre de la joven; la historia no tiene un final feliz.
Dos años después de este protagónico, María Fernanda enfermó de tifo y murió; de acuerdo con el documental “Sara García, la abuelita del cine nacional”, de Clío, la actriz se enteró de la muerte de su hija en medio de una función, se tomó un momento para comunicar lo sucedido al público y continuó actuando.
En ese mismo documental, Sara confesó que uno de sus sueños era ser abuela, pero por desgracia eso no pudo ser, sin embargo, la ausencia de su hija era sólo física, pues siempre la tenía presente.
“Yo deseaba un nieto, pero nunca lo pude tener, mi hija murió, es decir, murió físicamente, porque para mí no ha muerto, para mí mi hija sigue viviendo aquí en esta casa y sigo disfrutando de su cariño y de su compañía; usted sabe que los que se mueren, se mueren cuando los que vivimos queremos, mientras los recordemos, mientras les recemos, siguen viviendo”, expresó.
El 21 de noviembre de 1980 falleció Sara García de un paro cardíaco, sus últimos cuatro días de vida los pasó internada en el Centro Médico Nacional, donde ingresó por una caída que sufrió en su casa, después su estado de salud se agravó y presentó una insuficiencia respiratoria de la que ya no pudo recuperarse.
EL UNIVERSAL informó que la artista de 86 años fue velada en el Teatro Jorge Negrete, y después se le otorgó la medalla “María Teresa Montoya”, por sus méritos artísticos en el extranjero y por una vida de entrega al arte escénico.
Fueron 15 los motociclistas que que escoltaron la carroza hasta el cementerio y cinco patrullas que abrieron paso al cortejo formado por decenas de vehículos con admiradores de todas las edades.
Además de aplausos, el adiós a Sara García tuvo música, los mariachis interpretaron una de las canciones favoritas de la actriz, “Mi cariñito”, tema que Pedro Infante hizo famoso y que le cantó en varios 10 de mayo; para ella era un halago contemplar desde el balcón de su casa al galán del cine mexicano montado en su caballo y con un ramo de flores.
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Pedro le cantaba a todo pulmón “Mi cariñito”, y doña Sara disfrutaba al máximo esos momentos porque sabía que Infante la quería como si en verdad fuera su nieto, así lo recordó en una entrevista radiofónica años después de la muerte del nacido en Guamúchil, Sinaloa.
Aunque la muerte separó a Sara García y a su hija María Fernanda, el fallecimiento de la primera actriz las volvió a unir, pues los restos de ambas descansan en un mausoleo del Panteón Francés, ubicado en la Ciudad de México.
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