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El Santa Claus que el mundo adora es la creación de una empresa de refrescos, de acuerdo a la investigadora alemana Claudia Brinkop, porque el verdadero llega a los hogares el 6 de diciembre.
En el pasado, en gran parte de Europa, los católicos celebraban a un santo llamado der Nikolaus (Papa Noel) que sería el “Hombre Navidad” en Alemania, quien de acuerdo a Brinkop, era un santo católico que se festeja el 6 de diciembre, fecha que iniciaba las fiestas prenavideñas.
“Este es un personaje que trae para los niños que se portaron bien, dulces, y para los niños que se portaron mal, unas ramitas atadas, como las que usan los barrenderos, y era como un castigo porque antes a los niños se les pegaba con esta varita, que duelen mucho, esto se lo dejan en sus botas”, comenta.
“Además, este santo usa una ropa de obispo de color carmesí y si tiene barba porque es un personaje honorable y anciano y trae un báculo de obispo, también porta un costal donde trae los dulces o las varas y los niños le tienen también miedo porque trae un libro en donde están apuntados todos sus actos buenos”, ahonda.
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También en estas fiestas antes de la Navidad se celebraba el 1 de diciembre a otro santo identificado como San Martín. En este día había una gran matanza de animales porque, explica, empezaba el invierno y no podían ser alimentados; las personas se tenían que preparar para soportar el invierno, que dura cinco meses, y en el pasado no tenían nada para comer.
Por otro lado, después de la Reforma de Lutero y de la creación de la nueva fe Evangélica Luterana, la fe se cría solamente en el niño Jesús, pues es él quien trae los dulces en Navidad.
“Los evangélicos en la Navidad celebran el nacimiento del niño Jesús y es él quien trae los regalos a los niños el 24 de diciembre, porque él fue un regalo para la humanidad”.
Pero fue la magia de la mercadotecnia y la globalización la que creó un personaje basado en todas estas tradiciones y creencias, que al inicio vendía un refresco.
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“Los norteamericanos, por ser un país con inmigrantes de todo el mundo, han hecho una mezcla de todas las tradiciones europeas de invierno y el resultado ha sido este Santa Claus, el que después de la gran depresión, la empresa de refrescos, como una estrategia publicitaria, encargó el diseño de este personaje para fomentar el consumo de su bebida”, indica.
“Este personaje ya no es un obispo venerable, trae un traje que parece pijama con peluche blanco en las orillas y un gorro de dormir que termina en un cascabel, que tradicionalmente es un símbolo que caracteriza al bufón y de hecho este personaje hace bromas, se está riendo: ‘Jo Jo Jo’. Es un bufón que vende refrescos, en ese tiempo hubo revueltas por este personaje, que insultaba al Santo que era venerado. En Francia quemaron las figuras del Santa Claus porque era el vehículo del consumismo, nada de Santa Claus. En Alemania aún ponen en sus vehículos y otras partes a esta figura tachada para indicar que no quieren a ese personaje”, explica.