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La inclusión forzosa de subtítulos en toda película que se exhiba en México, aunque esté hablada en español, no es el primer intento de inclusión para con grupos vulnerables.
El lunes, el Diario Oficial de la Federación informó la modificación del artículo 8 de la Ley Federal de Cinematografía para que todas las cintas, así sean producciones nacionales, cuenten con subtítulos.
Con ellos se pretende ayudar a más de 2 millones de personas con problemas auditivos.
Pero ya hay casos, algunos vigentes y otros detenidos, que han buscado incluir a público con capacidades diferentes.
En Guadalajara, las cinco salas de la Cineteca, que también es sede del festival internacional de cine anual, están acondicionadas para recibir a personas con requerimientos especiales.
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Para personas débiles visuales se puede jugar con los contrastes que hagan más visibles las imágenes o agrandar los subtítulos en una pantalla; para personas ciegas se cuenta con audiodescripciones.
A las salas han asistido diversas fundaciones o grupos que atienden personas con estas condiciones y que no asisten a una sala tradicional.
El Instituto Mexicano de Cinematografía, en tanto, cuenta con un proyecto consistente en doblar a lenguas indígenas títulos nacionales para exhibirse en comunidades.
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Ana y Bruno, película animada dirigida por Carlos Carrera, estaba programada para ser doblada al maya yucateco y al náhuatl. El proyecto se encuentra detenido por el momento.
“Iba muy avanzado, se habían hecho traducciones y de pronto todo se suspendió, ahora estamos esperando, pero felices que la película se pueda ver en otras lenguas”, comenta Pablo Baksht, productor del largometraje.