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¿Podrá pensarse que la lucha libre está de regreso al cine mexicano? Este fin de semana, al menos, se ha dado un paso para ello con el estreno de la película "El Halcón", donde un enmascarado combate a grupos de narcotraficantes a mano limpia.
Pero también está en proceso el documental llamado "Demonios en el ring", acerca del pancracio mexicano, en el que gente como Tinieblas y Blue Demon Jr. dan su testimonio no sólo de su carrera, sino de todo lo que engloba a su actividad.
Y, por si fuera poco, existe bajo la manga del investigador y catedrático Raúl Criollo —autor del libro "Tinieblas, el gigante sabio"—, una película y una serie alusiva a los personajes enmascarados o de caballera que desde los años 60 han permeado al imaginario mexicano.
“Siempre hay alguien que está haciendo algo sobre el cine de luchadores. Muchos cineastas, aunque no hagan de esas películas, sí las tuvieron como algo formativo como Guillermo del Toro (La forma del agua)”, comenta Criollo.
“Es parte de nuestra cultura popular, de deportes, de espectáculos; los extranjeros como parte de su agenda al estar en México, además de ir a sitios históricos, ven lucha libre”.
En Youtube, por ejemplo, existe un mediometraje llamado "Venganza, Guanajuato, 50 años después", hecho por un grupo de aficionados a manera de secuela de la icónica Las momias de Guanajuato, la cual reunió a los íconos El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras.
A un año de haber sido subido online, contabiliza cerca de 50 mil visualizaciones.
Más cercanos al pueblo
Eduardo Valenzuela creció viendo cine de luchadores. Así que cuando tuvo la oportunidad de hacer su ópera prima, buscó la manera de contar una historia para la pantalla grande.
El Halcón, protagonizada por Guillermo Quintanilla (El señor de los cielos), como el luchador original e Ianis Guerrero (Club de Cuervos), en el papel de su hijo de este, coloca al primero en una lucha a mano limpia, sin uso de arma alguna de fuego, contra un grupo de mafiosos.
“Bienvenidos héroes como los de Marvel, pero también necesitamos mexicanos, que sean morenos, que coman tacos y que hablen como nosotros y, además, creo que los mexicanos hemos sobrevivido a cosas más cabronas que esos de Marvel o DC”, considera Ianis.
Desde los primeros minutos, el largometraje fija su narrativa: cuando el luchador detiene a unos “malosos” y llama a la policía, ésta se demora más de dos horas en llegar; 35 años después de ello, El Halcón está retirado y atiende un puesto de tacos.
Ianis ya sabe lo que una narrativa de ring genera entre el público. Junto con Tenoch Huerta integró al elenco principal de la serie de Blue Demon, conformada por tres temporadas y más de 60 episodios.
“En El Halcón mi personaje se da cuenta que la ciudad de Tijuana está completamente ocupada por los malos y le dice a su papá que haga algo para cambiar la cosas y algo pasa que comienzan una serie de situaciones”, indica el histrión.
Para el investigador Raúl Criollo, el hecho de que el héroe enmascarado mexicano sólo use sus brazos para combatir al crimen no debe considerarse como algo en desuso.
“Algunas de las críticas más feroces que hubo contra el cine de género era porque los villanos se ponían a pelear a golpes con El Santo, sabiendo que iban a perder, cuando podían darle un tiro. Pero los golpes son parte de los códigos del cine de luchadores, ahora hay tal exceso de enfrentamiento con armas, que lo mejor es regresar a la base que atrae y gusta”, opina.
De acuerdo con el libro ¡Quiero ver sangre!, Historia ilustrada del cine de luchadores, realizado en 2013 por José Xavier Návar, Rafael Aviña y el propio Criollo, hasta el momento y desde 1938 se registraban más de 200 producciones de luchadores en la cinematografía nacional, fecha en la que algunos de ellos tuvieron breve aparición en Padre de más de cuatro.
Arturo González Alonso, quien dirige y produce el documental Demonios en el ring, que se encuentra en proceso, destaca el hecho de que muchos héroes de la lucha libre nacieran en barrios populares del país.
“De ahí su encanto con el público, son un fenómeno y hacen que la gente, cualquiera, grite en las arenas y se emocione en el cine”, remarca.