Antes de recibir su diagnóstico, Rosita Pelayo acudió con diferentes doctores y homeópatas que no supieron desentrañar cuál era su padecimiento, no fue sino hasta que cumplió 30 años, que la actriz supo que padecía artritis reumatoide, enfermedad degenerativa que produjo uno de los grandes malestares que la acompañaron hasta sus últimos días y, aunque al principio, perdió la alegría que caracterizaba su personalidad, Rosita recobró la sonrisa cuando aprendió a vivir con su enfermedad.
El día de ayer se dio a conocer la lamentable noticia del fallecimiento de Rosita, a sus 64 años, tras una dura batalla contra el cáncer de colón, sin embargo, también vivió los estragos de la artritis reumatoide que padeció desde muy joven pues, si bien, en los primeros años en la que le fue diagnosticada pudo seguir trabajando, llegó un punto en que tuvo que dejar el teatro, debido a que los efectos de la enfermedad le impedía mantenerse en pie sin experimentar dolor.
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La actriz ofreció una entrevista a Matilde Obregón en la que habló un poco más acerca de la enfermedad con la que fue diagnosticada cuando tenía poco más de 30 años, época en la que ya había consolidado una carrera en la pantalla chica, en la que se dio a conocer gracias a su aparición en el programa "¡¡Cachún cachún ra ra!!", y en la que comenzó a sentir dolores en las articulaciones y adormecimiento de las manos.
"Me la diagnosticaron cuando yo tenía treinta y tantos (cuando) se me dormían un poco las manos, además de eso, ya tenía dolores de articulaciones, que me traté con 20 mil doctores, homeópatas, (etcétera)...", contó Pelayo.
En ese momento, sus doctores le expresaron que la enfermedad le había sido diagnosticada muy a tiempo, por lo que la artritis podría ser controlada, lo que penosamente no sucedió, pues con el paso de los años, el deterioro en su estilo de vida fue evidente, a tal grado que Rosita tuvo que dejar su gran pasión; el teatro, para hacerse cargo de su salud, por lo que requirió el apoyo de las personas más cercanas, pues hubo una época que le fue imposible maquillarse y bañarse por sí sola.
"Me dijeron que yo iba a estar bien porque estaba atendiéndome y es increíble porque, como verán, no se compuse, sino que me empeoré", destacó.
De acuerdo con Rosita, uno de los efectos más letales de la artritis trajo consigo que padeció fue la parestesia, pues esta le producía una clase de choques eléctricos, aunado al adormecimiento que se apoderaba de la punta de sus pies y sus piernas.
"Pegaba yo unos gritos, la pasé muy mal casi un año y medio, tirada en mi cama", reconoció.
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En el 2013, cuando la actriz formó parte del elenco de "Made in México",tuvo que abandonar esa puesta en escena al percatarse de lo mucho que le costaba trasladarse de un lugar a otro.
"Ya se me empezaba a entumecer el empeine y los pies, (y) cada vez peor; un día en mi casa y de repente voy caminado y siento como se entumecen mis plantas de mis pies y no podía caminar, estaba yo de la patada", recordó.
Dejar su trabajo y buscar nuevas vías para sobrevivir causaron frustración en Pelayo, que además, adoptó un aspecto facial muy hinchado, debido a la cortisona que le fue suministrada por su parte médico.
"Cuando tenía la cara deformada por la cortisona, yo me veía en el espejo y te juro que no me reconocía, decía: ´-Es que ni me parezco, ni soy yo, me veo rarísima´, trataba de maquillarme y no podía".
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"Estaba muy enojada, perdí la risa, perdí la sonrisa, no podía ser divertida, ya no... la Pelayo locochona olvídenla, estaba yo ya muy mal, porque sí se llega una a amargar con las enfermedades, llegan los problemas fuertes y se le acaba a uno hasta la respiración y pierdes el buen humor, sí... legué a llorar, claro... lloré mucho", reconoció.
No fue sino hasta que comenzó a escribir su monólogo "¿Cómo darle sentido a tu vida? o #uymedueleperomerío" que cayó en la cuenta que debía luchar por mantener la dicha, a pesar de las adversidades, mensaje que trató de difundir a través de sus conferencias, las cuales se convirtieron en un mayor entrada de dinero en los últimos años, en que la actriz ya no era contratada en producciones televisivas.
"Tiene uno que aprender que, sí, en la vida hay cosas que duelen mucho pero hay que sonreír, uno tiene que defender la felicidad siempre, vivir, disfrutar, ser productivos siempre, esa es la onda de la vida", destacó.
melc