Rosita Pelayo ya tenía un plan para el próximo martes, en su cumpleaños número 65: comería tinga de pollo y nieve; era un permiso que le había dado su doctor luego de no probar casi bocado debido al cáncer de colon que padecía.
La actriz de ¡¡Cachún cachún ra-ra!! habló con EL UNIVERSAL hace dos semanas sobre su deseo de sobreponerse a esta enfermedad, detectada en marzo pasado. Por ella, recibió una cirugía en agosto y pasó por un intenso tratamiento de quimioterapia y radioterapia.
“Sí, estoy feliz. Sí me bajó un poco el ánimo el que me detenga la enfermedad”, dijo a este medio.
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La actriz perdió la vida ayer, alrededor de las 17:20 horas, en un hospital de la Ciudad de México, confirmó su amigo Jorge Zamitiz. Estaba en espera de recaudar fondos para otra intervención a inicios de 2024, en la que le extirparían tres tumores más.
“Todos los días es empezar de nuevo. Yo espero que mi futuro mejore y no llegar a ser una súper viejita peor de lo que estoy ahorita, porque la vejez es muy difícil; duele hacerse viejo”, aseguró.
Pelayo, que desde 2007 también había lidiado con la artritis reumatoide degenerativa, tenía además un proyecto en puerta: una obra de teatro llamada A vuelta de rueda.
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“Estoy con esa ilusión y estoy tratando de estudiar. Voy muy lento, porque la verdad me tiene agotada y agobiada la radioterapia, es desesperante, pero con dormir un poco me hace bien”.
En la última charla, la actriz aprovechó para aconsejar a los jóvenes priorizar la salud. Respecto a la suya, dijo estar en un buen momento anímico y físico, dispuesta a afrontar cualquier desafío.
“Dentro de todo, la oncóloga me felicitó; me dijo que mi organismo estaba casi como el de una quinceañera, y eso me pareció muy lindo, porque hasta el momento no me ha afectado la quimioterapia y mis análisis salieron de 10”.