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Nada como tener 78 años y ser roquero. Y Rod Stewart, el hombre que ha vendido cerca de 300 millones de copias de sus discos, lo demostró ayer en el Palacio de los Deportes.
Si se despojaba de su saco dorado, la gente gritaba; si corría levemente sobre el escenario, el público aplaudía; y si por ahí decía “Mexico, thanks (México, gracias)”, el clamor rompía la aguja de los decibeles.
Su voz rasposa se conserva intacta y la presume en “Addictec to love”; semiflexiona su cuerpo para bailar “Some guys have all the luck” y va de un lado a otro con la alegre “Forever young”, que parece su propio himno.
Entre el público de las primeras filas destacan las playeras a rayas verdes y blancas del Celtic Glasgow, el equipo futbolero de sus amores y alguna bandera mexicana que le da la bienvenida.
Pocos lucen las playeras de 100 pesos que se venden alrededor del llamado Domo de Cobre, donde los “viene, viene” llegan a pedir hasta 200 pesos a quienes osan dejar su auto en el lugar.
Para la aventura nocturna mexicana, Rod se hace acompañar de seis coristas e igual número de músicos, entre los que destaca el ejecutante del saxofón que en varias canciones tiene participación importante.
La pantalla central del escenario es un espectáculo por sí misma: puede tomar al cantante en imagen única, pero también se divide para mostrar lo que hacen los demás actores de la noche.
Para “Have you ever seen the rain?”, popularizada por el grupo Credence, se proyecta una lluvia que se sobrepone a la imagen de Rod, bañado en luz azul, para dar la sensación de tormenta.
Hacia la segunda mitad del recital, el cantante se solidarizó con Ucrania, nación invadida por Rusia, al dedicarle “Rhythm of my heart”, portando una camisa amarilla y saco azul, colores de la bandera de ese país.
“No war”, dijo el artista respaldando la foto de un niño a blanco y negro con esas palabras.
“Young turks”, “Maggie May” y “Have i told you lately” formaron parte de la selección de canciones elegidas por Rod para la noche en que demostró que la edad no le impide nada.
16 MIL ASISTENTES se dieron cita en el Palacio de los Deportes para ver al británico.