Más Información
“ Rockdrigo ”, “El poeta del nopal” y “El sacerdote del rock” fueron algunos de los apodos que el público le dio a Rodrigo Eduardo Gonzalez Guzmán, considerado el pionero del rock rupestre, un movimiento cultural de los 80 que caracterizó a los musicos, que a falta de recursos para instrumentos de una banda se distinguieron por sus letras complejas y realistas acompañadas únicamente de su voz y una guitarra o armónica.
“Estación del metro Balderas”, “No tengo tiempo de cambiar mi vida” y “Tiempos híbridos” fueron algunas de sus canciones más famosas. Nació en Navidad y murió en el terremoto de 1985.
Hoy en lo que sería su cumpleaños número 72 recordamos al cantante mexicano más rockero del país.
Foto: EL UNIVERSAL, archivo
Lee también: Shakira: conoce a Joel Arauz, el guardaespaldas que extrañará cuando se mude a Miami
Nació en la Navidad de 1950 en Tamaulipas. A los 26 años decidió mudarse a la Ciudad de México después de haber formado parte de varias bandas en su ciudad natal.
En la década de los 80 arrancó su carrera presentándose en lugares culturales junto a músicos como Rafael Catana, dando paso a los inicios del rock mexicano.
Influido por el rock, el blues y la música de Chava Flores, Guzmán mezcló esta influencia con sus estudios en teatro y literatura para componer canciones que contaban sobre la vida de los jóvenes mexicanos de la época, como “Aventuras en el DeFe”.
“Viena ciudad de hierro, de cemento y gente sin descanso. Si algún día tú historia tiene algún remanso, dejarías de ser Ciudad”, dice la letra de “Vieja ciudad de hierro”, que Rodrigo escribió un año antes de su muerte.
Fue durante el terremoto del 29 de septiembre de 1985 que sacudió a la Ciudad de México que Rodrigo murió junto a su entonces pareja, la profesora de francés Francoise Bardinet.
Lee también: Andrea Escalona le da la bienvenida a "Churrito", su primer hijo
El edificio donde vivía en la calle Bruselas de la colonia Juárez se derrumbó con el sismo, quitándole al vida. De sus escombros fue rescatada su guitarra y lentes, los cuales había dejado descansar horas antes del terrible suceso, tras presentarse en un último show durante el primer aniversario del periódico "La Jornada".
Hoy, su legado musical sigue siendo parte del rock tradicional mexicano y le sobrevive su única hija Amanda Escalante, mejor conocida como “Amandititita”, quien también se dedicó a la música.
melc