Un teclado, dos baterías y una gran cantidad de amplificadores ya esperan al interior del Auditorio Nacional para la llegada de Ringo Starr y las 10 mil personas que esperan ver imparable al exBeatle.

El silencio, por ahora, reina dentro del Auditorio, mientras afuera ya comienzan a reunirse los fanáticos que compran algunos recuerdos, comen o beben antes del concierto; todos con playeras de The Beatles, y hasta un violinista ameniza con temas del cuarteto de Liverpool.

Pero la tranquilidad del ambiente, de repente, las congas comienzan a sonar. Aún no hay ni un alma, las puertas todavía no se abren, pero los instrumentos ya están listos.



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Ringo descansa tras bambalinas, y al escenario comienzan a salir los músicos vestidos de negro: intercambian puntos de vista, mueven un poco los micrófonos y desaparecen.

Detrás de ellos ya está la escenografía, colorida; con nubes amarillas que recuerdan a la atmósfera del disco “Magical Mistery Tour”, de The Beatles. Flores y cinco estrellas cuelgan de todo lo alto.

Cuando el silencio y la soledad imperaban salió Starr y relajado lanzó un par de bromas y dirigió palabras a la prensa invitada a ver su prueba de sonido.

“Peace and love, gracias por venir, no contábamos con el tráfico y aquí estamos, la pandemia nos impidió venir y un malestar también el año pasado pero aquí estamos”, dijo a la prensa justo antes de comenzar su prueba de sonido.

Así arrancaron con un rock n Rollo Ringo y su All Star Band, rápidamente se pusieron a bailar, y disfrutaron con sus instrumentos mientras Ringo invitaba a la prensa a seguirlo con las palmas.


Así lucen las afueras del Auditorio Nacional, a punto de comenzar el concierto de Ringo Starr. Foto: Carlos Mejía/ EL UNIVERSAL
Así lucen las afueras del Auditorio Nacional, a punto de comenzar el concierto de Ringo Starr. Foto: Carlos Mejía/ EL UNIVERSAL


Afuera ya se alcanzaban a escuchar las notas de la prueba de sonido cuando todo falló, y el sonido se perdió, se apagaron los instrumentos y Ringo nuevamente bromeo.

“Gracias y buenas noches, ahora volvemos”.

Mientras la energía regresaba al escenario toda la banda se sentó cómodamente, Ringo bailo miró el escenario volteó a las butacas del auditorio y relajado compartió ideas con sus músicos.

Mientras descansaban, por la falla eléctrica las estrellas que posaban encima del escenario se desinflaron y Ringo no tardó en señalarlo, “Hasta las estrellas ya bajaron su ánimo”.

Los sonidos regresaron y Ringo volvió a bailar con las palmas, “todo está listo”, confirmó luego de un solo de guitarra agresivo.

“It Don't Come Easy”, clásico de Ringo Starr, “Matchbox” un cover de Carl Perkins, y “Down Under”, fueron las canciones con las que Ringo confirmó el sonido dos horas antes de iniciar su show en el Auditorio Nacional.

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