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No se requieren muchos diálogos en una película para expresar ciertas emociones. Eso quedó claro la noche del domingo 10 de septiembre en el Auditorio Nacional durante el cine-concierto de la cinta “2001: Odisea del espacio”, que se proyectó con música en vivo de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM).
Ya en 1968, cuando está cinta de Stanley Kubrick se estrenó se había hablado del recurso de la música como herramienta para acompañar las sensaciones que produce la historia.
Al sonido de la tercera llamada los asistentes decidieron guardar un silencio colectivo que enjuiciaba a todo aquel que decidiera hablar, comer palomitas o incluso caminar por los pasillos del recinto.
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En el escenario había más de 150 músicos entre violinistas, trompetistas, flautistas y más que, todavía con la pantalla negra de los primeros tres minutos de la película, comenzaron a entonar “Also sprach zarathustra”, de Richard Strauss, el tema más emblemático de la cinta.
La historia sigue el recorrido de un grupo de astronautas que buscan seguir las señales emitidas por un extraño monolito hallado en la luna. Con Keir Dullea como protagonista en el papel del astronauta Dave Bowman.
“Es un clásico del cine y nos entusiasma mucho verlo de nuevo en pantalla grande”, dijo Lidia, de 72 años, quien acudió acompañada de su hija.
La intención de la Secretaria de Cultura al traer este espectáculo a la Ciudad de México es acercar este título a las nuevas generaciones. En 1968 recibió el Oscar a mejores efectos visuales y en aquella época marcó un hito por su estilo de comunicación visual, su realismo científico y la vanguardia de sus efectos de imagen.
Además de las dos pantalla, la principal del Auditorio, Ake mide más de 195 metros cuadrados, tuvo una proyección UHD Laser, que es 10 veces más potente que la tecnología IMAX, eso ayudó a la visualización de las secuencias.
Esta fue una presentación con especial toque mexicano, pues además de la OSCM, que está festejando el 45 aniversario de su fundación, también se unió el Ensamble Coral Cuícatl, de Rodrigo Cadet, con 65 impresionantes voces que resonaban en todos los rincones del lugar durante escenas como la aparición del monolito frente a los chimpancés (El amanecer del hombre).
El show, que se creó en Londres en 2010, se divide en dos actos, el primero de 90 minutos, un intermedio y la parte final de 70 minutos, otras de las composiciones orquestales que se escuchan son “Kyrie del Requiem”, “Lux aeterna” y “Atmosphères” de György Ligeti, Adagio de Gayane de Aram Khachaturian y El Danubio azul de Johann Strauss.
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mahc